El intenso calor y los resecos vientos del oeste están pasando factura al campo valenciano, cuyas demandas hídricas se han incrementado y obligado a recurrir a los embalses.
Tras un último tajo de 37,9 hectómetros cúbicos en la última semana, la reserva total embalsada se situaba ayer en 1.492 hectómetros cúbicos mientras el año pasado por estas fechas era de 1.908 hm3, con un descenso de 416 hm3 en un año.
En este sentido resulta muy clarificador lo ocurrido en la última semana, cuando en el conjunto de la cuenca del Júcar se han consumido 37,9 hectómetros cubicos netos de reservas mientras que el año pasado solo hicieron falta 31,1 y en la de 2010 las necesidades netas fueron de 21 hm3, casi la mitad que en el verano actual.
No obstante, la situación sigue siendo mejor que la media de la última década y que se sitúa en torno a 1.127 hectómetros cúbicos frente a los 1.492 actuales, según informes de la Confederación Hidrográfica del Júcar.
La situación actual es fruto de la sequía de los últimos meses, con un acusado déficit de precipitaciones en muchas zonas del interior que han mermado el caudal base de los principales ríos: Cabriel, Mijares, Júcar y Turia.
Según el informe de seguimiento de los indicadores de sequía en el ámbito de Territorial de la Confederación Hidrográfica del Júcar correspondiente al mes de junio, los sistemas Cenia-Maestrazgo, Palancia y Turia se encuentran en situación de «prealerta», sometidos a un riesgo «medio», según la metodología usada por el organismo de cuenca.
El subsistema Vinalopó-Alacantí tiene un riesgo «alto» y en estado de «alerta».
Si se afina todavía más en los indicadores, solo los sistemas Serpis, Marina Alta y Marina Baixa se encuentran en situación de plena normalidad. El resto de divisiones hidrográficas contiene algún indicador en rojo.
Entre estos indicadores de alerta se encuentra el volumen de agua embalsado en Ulldecona (Cenia-Maestrazgo); las entradas de agua al embalse de Arenós (Mijares); las entradas al Regajo (Palancia); el aforo de Villalba Alta y las entradas al embalse de Arquillo-San Blas, en el tramo turolense del Turia; los caudales del Júcar en Cuenca y Cabriel (Pajaroncillo); la lluvia en el tramo medio del Cabriel y lo recogido en los pluviómetros del Vinalopó.