Hace meses que los datos son incontestables. Las reservas de los embalses agonizan y el abastecimiento humano pende de un hilo. Pero desde el Gobierno se limitaban a asegurar que se estaba trabajando para poder garantizar el suministro. Sin embargo, ya no han podido ocultar por más tiempo la evidencia: las restricciones llegarán, seguramente, el próximo verano.
El director general del Agua, Jaime Palop, uno de los altos cargos del Ministerio de Medio Ambiente, avanzó ayer: “Es seguro que no podremos atender todas las necesidades” de agua en ciertas poblaciones este año, “aun lloviendo muchísimo”.
La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, reiteró la pasada semana que este tercer año de sequía, que está afectando de manera especial a las cuencas del Júcar y del Segura, supone la sequía más grave de la historia de España desde que se tienen registros.
Sin embargo, la confirmación a lo que parecía ser ya una situación irreversible, la falta suficiente de agua para abastecer a la población en un tercer año de sequía, ha llegado después del otoño.
Esta es la estación en la que tradicionalmente se registra un mayor volumen de precipitaciones, pero a pesar de que ha habido meses, como noviembre, donde las lluvias en la Comunitat Valenciana han sido más abundantes de lo normal, apenas ha modificado la situación y las reservas de los embalses siguen estando bajo mínimos.
El propio Palop recordó que el nuevo año hidrológico, que arrancó el pasado 1 de octubre, se inició “bastante bien” en cuanto a lluvias, pero a finales de noviembre desaparecieron las precipitaciones, “lo que se trata de un fenómeno que parece repetirse por tercer año consecutivo”, añadió.
Estado de los embalses
En una entrevista concedida a Efe, Jaime Palop repasa el estado en que se encuentran todas las cuencas españolas. Como ya se confirma semana tras semana, cuando se dan a conocer los estados de los embalses peninsulares, los situados en las cuencas del Júcar y del Segura no llegan ni siquiera a tener reservas del 15% de su capacidad.
Y son estos pantanos los que suministran a prácticamente todo el territorio de la Comunitat Valenciana, además de a otras autonomías como Castilla-La Mancha o Murcia. Además, Palop destacó problemas en zonas del País Vasco, en la cuenca norte, en toda la margen izquierda de la cuenca del Ebro y en la cabecera del Tajo.
No obstante, el director general del Agua confió en que próximamente llueve lo suficiente al menos como para paliar “en parte” el problema de la sequía.
Y si ya se ha anunciado que el abastecimiento no está garantizado en muchas zonas de España, entre ellas la Comunitat, menos probabilidades tienen de poder regar sus cultivos los agricultores. Todo indica, según Palop, que “no se podrán atender todas las necesidades de regadío salvo de darse un vuelco en la situación actual”, que diera paso a unas lluvias “absolutamente anormales”.
Palop no pudo evitar referirse de forma especial a la situación en la cabecera del Tajo, que calificó de “preocupante”. Son los embalses de Entrepeñas y Buendía los que abastecen a la cuenca del Segura y 32 municipios alicantinos a través del trasvase Tajo-Segura.
Recordó además que los embalses del Júcar están al 15% mientras que los del Segura apenas llegan al 10% y en esta última, continuó, aun habiendo llovido más de la media, este año es el más seco de la seria histórica en cuanto a aportaciones a los embalses.
Pero las cifras globales de la cuenca del Júcar no refleja la agónica situación de las reservas. Los embalses de abastecimiento, aquellos que suministran de agua a las poblaciones, están muchísimo peor. Alarcón y Contreras, los grandes pantanos de la cuenca, están a menos del 5%. El porcentaje de reservas de la cuenca del Júcar se incrementa debido a que los embalses de uso hidroeléctrico están casi al máximo de su capacidad.
Comportamiento “ejemplar”
Palop destacó que el Gobierno sigue trabajando “de forma muy intensa” para afrontar los efectos que pudieran derivarse de esta posible nueva sequía. El director general del Agua aprovechó para valorar el comportamiento “ejemplar” de la sociedad española en casos de falta de agua, puesto que “no es la primera sequía que padece el país”.
De esta forma, parece que el Gobierno comienzan a preparar a los ciudadanos de las primeras consecuencias graves de la sequía: las restricciones. Palop calificó de “colaboradora y participativa” a la población española, que hace suyo el problema y “esa es una de las principales claves para superar las situaciones de sequía en este país, donde no sobra el agua”.