El vicepresidente segundo del Gobierno regional, Emiliano García-Page, opinó hoy que, pasadas las elecciones del 27 de mayo, las comunidades del Levante español deben trasladar a sus ciudadanos un planteamiento de futuro serio y solvente sobre el uso y la obtención del agua.
García-Page hizo estas consideraciones en la rueda de prensa en la que informó de los acuerdos del Consejo de Gobierno, donde consideró «razonable» que a los dirigentes de Murcia y de la Comunidad Valenciana les cueste renunciar al agua del Tajo, «que está tirada de precio y que pagamos entre todos».
A su juicio, es normal «que quieran todo el agua del Tajo, del Ebro y, si mañana les dejan, del Duero», pero el análisis de las decisiones del Ministerio de Medio Ambiente y de las Confederaciones Hidrográficas, junto a los planteamientos de la UE, permiten concluir «que el cambio sustancial que promovemos de la política hidráulica va por muy buen camino».
Recordó que la UE obligará a los Estados miembros a un giro en la concepción de la política hidráulica a partir de 2015, fecha establecida en el Estatuto regional para el final del trasvase Tajo-Segura.
Insistió en que las comunidades de Levante tienen la alternativa solvente de las desaladoras y que las comunidades de interior, especialmente Castilla-La Mancha, cada vez tienen más necesidad de usar el agua del Tajo.
«Va a costar que se rompa el cordón umbilical (del Tajo-Segura), pero poco a poco se va cortando», manifestó el vicepresidente segundo y portavoz del Gobierno.
García-Page consideró «de cajón» que el Ministerio rechace la propuesta de los regantes de Murcia de enviar para riegos los 10 hectómetros cúbicos anuales de agua que ha dejado de utilizar la central nuclear de Zorita tras su cierre, dado que «no puede haber más agua en el canal del trasvase que en el propio río».