El Gobierno de Murcia y el sindicato central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura (Scrats) hicieron ayer las paces tras las desavenencias entre sus máximos responsables.
Esta fueron causadas cuando se supo que fue el portavoz del PP en el Congreso, Eduardo Zaplana, quien pidió un trasvase para las Tablas de Daimiel. Tras reunirse en la sede del Gobierno, el jefe del Ejecutivo, Ramón Luis Valcárcel; el consejero de Agricultura y Agua, Antonio Cerdá, y Francisco del Amor, presidente del Scrats, que había pedido la dimisión de Zaplana.
Todos dieron por zanjadas sus diferencias y se comprometieron a luchar juntos en la reclamación del agua que palíe el déficit hídrico de la cuenca del Segura. Según Cerdá, se ha «reafirmado la unidad» entre el Gobierno y los regantes, y el Ejecutivo pondrá a su disposición todos sus servicios jurídicos para recurrir ante el Tribunal Constitucional los estatutos de autonomía de Aragón (antes del 23 de julio) y de Castilla-la Mancha, que limitan las posibilidades de que llegue agua a la cuenca del Segura desde el Ebro y el Tajo, respectivamente.
Además, el consejero, ahora en funciones, se comprometió a apoyar a los regantes con su presencia en la convocatoria de protesta del Scrats ante el ministerio.