El Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino ha reconocido la necesidad de introducir importantes cambios en la segunda fase del Plan Nacional de Regadíos, que pretende reconvertir y modernizar los sistemas de riego que afectan a una superficie total de 680.000 hectáreas de cultivos hasta el año 2015. En la primera fase del plan, concluida en 2008, más el llamado ‘plan de choque’, se ha actuado sobre 895.000 hectáreas, lo que ha representado, según las estimaciones del Gobierno, conseguir un ahorro anual de 1.925 metros cúbicos de agua.
Pero mientras se ahorran caudales, en beneficio de toda la sociedad, los agricultores se arruinan, porque el cambio les ha representado un notable incremento de costes, cuando por el otro lado están soportando fuertes caídas de los precios para sus producciones.
Con el cambio de sistemas de regadíos, del clásico ‘a manta’ o inundación al goteo o la aspersión, el agricultor ha visto encarecerse el agua hasta niveles insoportables, porque los nuevos medios precisan presión, que implica gastar mucha energía que antes no empleaban, y la electricidad se ha puesto por las nubes.
Tarifas triplicadas
De manera que este problema se ha convertido en un clamor en el sector y ha sido uno de los puntos más importantes que se han tratado en el XII Congreso Nacional de Regantes, que se ha celebrado esta semana en Tarragona.
El presidente de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore), Andrés del Campo, ha reconocido que «muchos de los proyectos de modernización en marcha, incluso de los recién hechos, se están convirtiendo en inviables por la tremenda subida de las tarifas eléctricas, que en muchos casos se han triplicado en los dos últimos años».
Del Campo recordó que «ahorrar agua implica consumir más energía». De hecho, los modernos riegos a goteo necesitan presión, y eso exige el empleo de bombeos, que consumen electricidad. Y en muchos casos se encuentran los agricultores con que han pasado, de regar sus campos con agua que fluía por gravedad, a tener que hacerlo con elevados sobrecostes de inversión y de energía. De esta manera se preguntan muchos de qué les ha servido el cambio cuando, encima, tienen que soportar precios de ruina para sus cosechas.
Bombeos nocturnos
El caso es que, según ha indicado Andrés del Campo, «muchos proyectos de modernización de regadíos se diseñaron o se diseñan bajo unas pautas de energía barata, cuando esto ha cambiado radicalmente». Ahora prima sobre todo aprovechar al máximo la gravedad, consumir el mínimo posible de electricidad y hacerlo especialmente en horas nocturnas, que son menos caras.
Sin embargo, las redes de distribución están hechas o proyectadas para gastar cuanto menos en la inversión, con balsas de regulación que igual no están en las mejores ubicaciones, tuberías de menor calibre del necesario, soluciones técnicas inadecuadas…
Según el presidente de Fenacore, «hay instalaciones que están pensadas para bombear y distribuir el riego las 24 horas del día; ahora es necesario hacerlo sólo durante 8 horas, al menos en cuanto a impulsión a balsas en altura, pero las tuberías no tienen el calibre necesario ni las bombas son del tamaño apropiado, y es preciso reconducir estas situaciones, porque de lo contrario se cae en costes insoportables y en la inviabilidad del sistema».
José Eugenio Naranjo, coordinador del Plan Nacional de Regadíos del Ministerio de Medio Ambiente, ha reconocido ante los regantes que es preciso introducir cambios en las directrices de la segunda fase de modernización «para asegurar la competitividad de la agricultura».
Junto a la conveniencia de adaptar los proyectos a las nuevo escenario de las tarifas eléctricas caras, Naranjo indicó que se debe ir hacia mancomunidades que agrupen a entidades de regantes de menor tamaño, y de esta manera poder garantizarse precios más razonables en el consumo de energía y en las operaciones generales de mantenimiento y gestión.
Contratar en bloque
Apuntó también el coordinador del Plan de Regadíos que los agricultores y las comunidades de regantes cuentan con otras opciones para tratar de aminorar los costes energéticos, como la contratación eléctrica en bloques mayores (como centrales de compra) y aprovechar las posibilidades para generar energías renovables, como en los saltos de agua en tuberías y canales.
Naranjo destacó además que merece atención prioritaria las deficiencias que sufren las comunidades de regantes más pequeñas por falta de personal técnico y administrativo cualificado para efectuar las tareas de gestión, explotación, mantenimiento y conservación de los nuevos sistemas de riego, lo que también podría resolverse a través de la contratación mancomunada entre varias entidades.
Por otro lado, Andrés del Campo ha informado a LAS PROVINCIAS que el secretario de Estado de Agua y Agricultura, Josep Puxeu, ha adelantado a los regantes que se encuentran muy avanzadas las conversaciones del Ejecutivo con las compañías eléctricas para ofrecer al sector agrario unas opciones de contratación y de consumo que puedan ser más adecuadas y viables para sus necesidades, y así conseguir ahorros.