La sociedad estatal Acuamed, comenzará en febrero las obras de rehabilitación del embalse regulador del Júcar-Vinalopó ubicado en Villena. Una presa (San Diego) que tendrá que estar un año cerrada y sin poder almacenar agua para poder localizar y tapar las filtraciones que provocaron la pérdida de millones de litros de agua antes de realizar el primer trasvase el pasado septiembre. Costó 20 millones de euros en 2009, pero no se impermeabilizó.
Los defectos en su construcción –no se llegó a impermeabilizar el vaso central– dejarán inutilizado el embalse hasta, al menos, 2016, año en el que se estima que podrá volverse a regar con el caudal del Júcar bombeado desde Cullera, si no se llega antes a un acuerdo entre los regantes alicantinos y valencianos para activar la toma de Cortes de Pallás. La única que garantiza que el agua sirva para riego y consumo urbano y, por tanto, que el trasvase sea viable desde el punto de vista económico.
Los trabajos que sufragará la empresa del Ministerio de Agricultura costarán 6 millones de euros. Un coste que demuestra el pésimo diseño de una presa que fue declarada de categoría A por la Dirección General de Obras Hidráulicas del Ministerio de Medio Ambiente que dirigía entonces Cristina Narbona.
El embalse, ubicado entre La Font de la Figuera y Villena, es el punto final del trasvase Júcar-Vinalopó, tanto si la toma del agua se hiciera en Cortes de Pallás como en la actual de Cullera. Puede almacenar más de 20 millones de m3 de aguas procedentes del curso bajo del río Júcar, caudal suficiente para regar 10.000 hectáreas de cultivo. Y lo que es más importante, en épocas de bonanza, podría llenarse hasta cuatro veces al año, siempre que se hubiera construido sin deficiencias.
Cuando la lámina de agua alcance su cota máxima, la superficie del embalse equivaldrá a 115 campos de fútbol. En marzo de 2009, el Ministerio de Medio Ambiente aprobó el Plan de Emergencia de la balsa y en febrero de 2010, el Plan de Puesta en Carga de la balsa, al cumplir éste con todos los requisitos establecidos por el Reglamento Técnico sobre Seguridad de Presas y Embalses.
Sin embargo, los problemas comenzaron cuando el embalse de se llenó y, debido al contencioso abierto entre usuarios y ministerio, se detectaron filtraciones que terminaron provocando la pérdida de 7.000 millones de litros de agua (la mitad del agua almacenada)en Alicante, una provincia estructuralmente azotada por la sequía. Ahora la presa, que debe repararse de urgencia, dejar al Vinalopó sin recibir ningún tipo de caudales, ni para riego de socorro ni para consumo urbano.