Cristóbal Aguado es reelegido para un quinto mandato y demanda al Consell un calendario para pagar lo que debe al campo
Los agricultores de AVA se oponen a nuevos trasvases al sur
Cospedal, presidenta de La Mancha y secretaria del PP, levanta dudas en el campo valenciano
El presidente de la Asocaición Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja), Cristóbal Aguado, declaró ayer que «el Júcar no se toca», en clara alusión a la posibilidad de que las autoridades hidrológicas puedan planear nuevos envíos de caudales de dicho río hacia el sur, a lo que se opondrían tajantemente los agricultores de la provincia de Valencia que dependen del mismo, según advirtió.
Aguado hizo tal advertencia en el transcurso de la asamblea general extraordinaria de AVA (compuesta por unos 250 compromisarios de las comarcas), que le religió como presidente para un quinto mandato. Aguado se puso al frente de su organización en 1997 y en ninguno de los sucesivos procesos electorales ha contado con candidaturas oponentes.
La nueva junta directiva ha sido renovada en parte, entrando en la misma jóvenes como Miguel Minguet (vicepresidente tercero y responsables del arroz), José Pascual Fortea (sectorial de cereales) y Luis Roldán (ovino-caprino), así como José Vicente Almudéver, presidente de la Asociación Profesional de Flores, Plantas y Tecnología Hortícola (ASFLANT), entidad que se adhirió a AVA-Asaja hace unos meses.
Tras las aprobación por parte de los compromisarios de las cuentas, los presupuestos para el año en curso y el informe de gestión, el presidente reelegido realizó un pormenorizado análisis de la coyuntura agraria y estableció algunas de las cuestiones prioritarias que van a marcar la agenda de la organización en los próximos meses.
Entre ellas destacó las «no pocas incertidumbres que están generando las últimas noticias en torno al futuro diseño de las políticas hídricas». A los regantes tradicionales del Júcar les preocupan las consecuencias de las crecientes restricciones en el trasvase Tajo-Segura y temen que haya tentación de suplir parte de los caudales mermados con hipotéticas aportaciones desde el Júcar, a lo que se opondrían tajantemente, al igual que a cualquier intento de resucitar el proyecto de la toma de Cortes de Pallás para el Júcar-Vinalopó.
Preocupación y deudas
Cristóbal Aguado fue rotundo al afirmar que «el Júcar no se toca» y señalar la inquietud derivada de los planes restrictivos «procedentes de Castilla-La Mancha y las dudas sobre «el papel que pueda jugar la presidenta de esa comunidad, María Dolores de Cospedal, en la redacción del nuevo plan de cuenca para el Xúquer o la amenaza siempre latente de Cortes de Pallás».
Otro punto de atención preferente fue el del retraso de la Generalitat en el pago de las ayudas agrarias, porque, pese a haberse pagado días atrás 19 millones de euros, la deuda con el campo se eleva a 150 millones, por lo que Aguado señaló que «esto no puede seguir así, porque están abocando a una situación crítica a cientos de familias que acometieron inversiones pensando en un dinero que ahora no llega».
Ante la gravedad del problema creado, Aguado exigió al Consell «la inmediata puesta en marcha de un calendario de pagos que nos permita saber cuándo se va a poder cobrar».
Seguros y política europea
La reducción de las subvenciones estatales a los seguros agrarios hace temer que el coste de los mismos se va a encarecer, lo que provocará que haya menos aseguramiento. Por ello, desde AVA se considera que «es el momento de repensar todo el sistema para renovarlo» y que tal vez pudiera ser efectivo aumentar la oferta de seguros con el de rentas o ingresos, ofreciendo a los agricultores una protección integral aunque fuera a un coste mayor.
Sobre la política agraria europea incidió Aguado en la esperanza de que al menos no se pierdan ayudas y apuntó que desde Bruselas se está apuntando contra las «prácticas comerciales abusivas», de modo que, según dijo, en España se deberían tener en cuenta los criterios europeos cuando hay tantos miramientos a la hora de evaluar la futura ley de equilibrio en la cadena alimentaria con ópticas muy restrictivas en cuanto a la libre competencia.
En cuanto a la plaga de los robos en el campo dijo los agricultores están perplejos al ver «que nos hacen cumplir a rajatabla tantas cosas y a los delincuentes apenas los persiguen y si los pillan quedan libres».