Si el nuevo Plan Hidrológico no lo remedia, el río Júcar tiene sus horas contadas. El gran pacto del vigente Plan, de 1998, reconoció de facto la explotación insostenible del acuífero que alimentaba el río en su tramo medio, la vistió de legalidad y otorgó unos derechos a Castilla-La Mancha que ahora pesan como una losa sobre los intentos de aplicar una ordenación más sostenible en el río que comparten ambas comunidades autónomas.
En 2003 y 2007, la Comisión Europea exigió en dos documentos oficiales un plan de recuperación de los acuíferos de la Mancha Oriental a cambio de financiar el trasvase Júcar-Vinalopó. El informe elaborado este año por la Confederación Hidrográfica del Júcar para la Comisión Europea constata que en los últimos años se ha frenado el ritmo de las extracciones de agua en la Mancha, aunque del mismo se desprende que no se dan las condiciones para revertir las situación actual, con tramos de río que solo se sostienen artificialmente con las aguas acumuladas en invierno y después liberadas en el embalse de Alarcón.
La necesidad de llegar a consensos internos en la cuenca—Castilla-la Mancha— han provocado que el informe pase de puntillas sobre el espinoso asunto del acuífero de La Mancha oriental. Europa parece haber quedado satisfecha con el trabajo realizado.Sin embargo, las verdaderas soluciones quedan para el futuro plan hidrológico, que debería estar finalizado este año, un empeño imposible.
Según los últimos datos de la confederación, la media de consumos anuales en Albacete y Cuenca en el período 2000/05 fue de 398,3 hm3, mientras que la de las extracciones subterráneas fueron de 376,2 hm3 frente a los 320 que tiene asignados legalmente el regadío manchego.
La Confederación admite que aún aplicando todas las medidas de gestión previstas, el volumen de recursos utilizados por el regadío manchego —entre aguas superficiales y subterráneas— no bajará de 400 hectómetros en 2015, con 320 hm3 de aguas subterráneas, lo que según Xúquer Viu perpetuaría la sangría del acuífero del Júcar.
Para Xúquer Viu, cuyo papel ha sido determinante al elevar el peso de los criterios medioambientales en la gestión actual del río, la exigencia europea de elaborar un plan de recuperación de los acuíferos de la Mancha oriental con horizonte 2012 «no se cumple».
Francisco Sanz, portavoz de este colectivo, asegura que solo hay una manera de recuperar el acuífero: «Las extracciones deben de situarse por debajo de la recarga natural y limitarse como máximo a los recursos disponibles para así poder restablecer la relación río acuífero».
«El diagnóstico está bien hecho, pero a ese buen diagnóstico no le corresponde una buena solución, porque las actuaciones previstas se basan principalmente en la sustitución de recursos subterráneos por superficiales», explica el portavoz.
La propia confederación estima que los recursos renovables anuales del acuífero, cuyo nivel ha bajado entre 70 y 90 metros en los últimos 30 años, oscila entre 238 y 316 hm3 y considera que la aplicación de la directiva marco del agua y sus criterios sostenibles obligará a reducir entre 30 y 50 hm3 esos recursos renovables para dárselos al río. Xúquer Viu disiente y eleva a 110 hm3 la restricción, a la que añade un coeficiente corrector del 0,8. «Si gastas lo mismo que ingresas cuando ya debes a la caja cientos de hectómetros de agua nunca habrá una recuperación», parecen decir desde el colectivo.
«El informe no contempla como actuaciones para conseguir la recuperación del acuífero y la conexión del acuífero con el río la reducción de las extracciones y de los usos actuales, con lo que la situación de sobreexplotación persistirá y se agravará», apunta Paco Sanz, para quien solo con una reducción drástica de las extracciones y de los usos se podrá recuperar el acuífero y las aportaciones al río que son «fundamentales» para dotar de unos caudales ecológicos apropiados al río.
En cualquier caso y se lean como se lean, los números que ha hecho la CHJ demuestran que incluso en la hipótesis más optimista y conservadora- 230 hm3 de recursos subterráneos renovables- la Mancha no puede extraer los 320 a los que tienen derecho legalmente por el Plan Hidrológico de 1988 o el río, lejos de recuperarse, se sumergirá para siempre en la llanura manchega.