Las cuencas de los dos principales ríos de la Comunidad Valenciana, el Júcar y el Segura, cerraron el ejercicio 2009 en estado de prealerta por riesgo de restricciones, según el informe «El medio ambiente y el medio rural y marino en España 2009» elaborado por el Ministerio que dirige Elena Espinosa.
No obstante, las lluvias caídas durante esta primavera han permitido corregir parcialmente la situación. Según el último Informe Hidrológico redactado por el Ministerio, la semana pasada el Júcar alcanzó un caudal de 1.222 hectómetros cúbicos, más del doble que en las mismas fechas de 2009 (cuando la reserva era de 579 hectómetros cúbicos).
Del mismo modo, el caudal actual del Segura alcanza los 685 hectómetros cúbicos, más del doble que el año pasado en estas fechas, cuando sus reservas eran de 326 hectómetros. No obstante, se trata de una situación coyuntural provocada por las abundantes precipitaciones que han descargado sobre la Comunidad Valenciana en los últimos meses y que en junio llegaron a causar inundaciones en la provincia de Alicante.
Inversiones amenazadas
Unos chaparrones que, en cualquier caso, no resuelven el déficit hídrico de la región a largo plazo. Mientras tanto, seis años después de la derogación del trasvase del Ebro, la Comunidad Valenciana carece aún de una solución definitiva para alejar la amenaza de sequía estructural.
El Gobierno anunció el Plan AGUA del Ministerio de Medio Ambiente como alternativa a los recursos hídricos que iban a llegar desde el Ebro, pero ahora las inversiones de este programa también se están viendo afectadas por el tijeretazo decretado al presupuesto público.
En la actualidad, se está ejecutando las obras de la desaladora de Torrevieja y el trasvase Júcar-Vinalopó, que deberían entrar en funcionamiento este mismo año. En cambio, están pendientes de iniciarse las plantas de Guardamar del Segura y Denia, así como las obras complementarias de la desaladora de Muchamiel-El Campello.
En el caso de Denia, el cambio de ubicación de la desaladora —el emplazamiento anunciado inicialmente por el Ministerio de Medio Ambiente provocó un gran rechazo social— ha obligado a reiniciar el proceso y adaptar el proyecto. Fuentes del Ministerio han admitido la posibilidad de que se retrase la licitación de las obras que aún no se han iniciado, a causa del recorte presupuestario impuesto a todos los departamentos del Gobierno.
La desaladora de Muchamiel, que empezó a construirse hace ya más de un año —en junio de 2009—, debería entrar en funcionamiento en la primavera de 2011, aunque el retraso en las obras complementarias, como los colectores, podría demorar aún más la fecha de puesta en servicio.
De esta forma, siguen en el aire los 73,5 hectómetros anuales que debían generar las tres plantas que aún están pendientes de construcción: 17,5 la de Muchamiel, 40 la de Guardamar, y 16 la de Denia.
Sin agua del Ebro
La negativa del Ejecutivo a trasvasar caudales del Ebro a las tierras del sur, mientras sí acepta trasvases temporales a varias locales de Cataluña, ha llevado a que al río Ebro vierta más de seis mil hectómetros cúbicos al mar en tan sólo en los cinco primeros meses de 2010, una cantidad equivalente a diecisiete trasvases anuales a la Comunidad Valenciana. Todo ello, seis años después de que el Gobierno decidiera anular el proyecto del trasvase del Ebro en 2005, en el comienzo de la primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero.