La revisión del Plan Hidrológico del Júcar (PHJ), que ya supera la década de vigencia, reajustará las asignaciones de agua al regadío en Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana. Las exigencias medioambientales de la directiva europea, la disminución de las lluvias, iniciativas de reutilización y la modernización de regadíos, marcan los trabajos del futuro plan.
La revisión del Plan Hidrológico del Júcar (PHJ), que ya supera la década de vigencia, reajustará las asignaciones de agua al regadío en Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana. Las exigencias medioambientales de la directiva europea, la disminución de las lluvias, iniciativas de reutilización y la modernización de regadíos, marcan los trabajos del futuro plan.
El documento que reordena los recursos del Júcar y otros ríos importantes como el Turia y el Mijares, está a la espera de que el Ministerio de Medio Ambiente decida los nuevos límites de la demarcación hidrográfica, ya que de ella deberán desgajarse los cauces internos, que pasarán a ser competencia de la Generalitat. Este proceso, conflictivo porque enfrenta los intereses de castellanomanchegos y valencianos, no ha impedido que la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) avance en el estudio de los recursos disponibles.
Un primer análisis de la asignación del agua se esboza en el documento entregado a la Comisión Europea sobre el trasvase Júcar-Vinalopó, ya que la cofinanciación europea de esta infraestructura va ligada a exigencias de recuperación ambiental de acuíferos, caudales ecológicos, control de vertidos y garantías de agua para el parque natural de L’Albufera. El informe da cuenta de las condiciones de la transferencia al Vinalopó, de nuevo en primer plano de la polémica por la decisión del Gobierno de permitir agua para consumo urbano. Y también analiza el futuro de los regadíos en el Júcar y Castilla-La Mancha, ya que de la recuperación de los acuíferos y la modernización deben surgir los excedentes para el Vinalopó.
Sobre los regadíos del Júcar, la CHJ destaca «el esfuerzo en mejorar la gestión de los usuarios», especialmente durante la sequía de los últimos años, y los «efectos que ya ha tenido la modernización de regadíos» en las acequias históricas de las Riberas Alta y Baixa. Los riegos históricos de las dos Riberas tienen una asignación en el vigente plan del Júcar de 725 hectómetros cúbicos anuales, frente a una demanda bruta actual de 504 hectómetros cúbicos para casi 40.000 hectáreas. La CHJ estima ante el nuevo PHJ que «a la vista de las eficiencias existentes, todavía queda posibilidad de realizar ahorros adicionales, aunque de magnitud moderada». Una vez finalizadas las obras de modernización de regadíos, el organismo calcula que la demanda bruta anual bajará a los 423,7 hectómetros cúbicos.
El futuro reparto de agua a la agricultura valenciana aún deberá ajustarse para tener en cuenta los obligatorios caudales ecológicos. También será así en Castilla-La Mancha, descrito asimismo en el informe porque la recuperación del acuífero de la Mancha Oriental, principal fuente de recursos del regadío en Albacete, es una prioridad para garantizar los caudales necesarios en el Júcar, que bebe de esas aguas subterráneas. Con un volumen de hasta 465 hectometros cubicos anuales (320 son de aguas subterráneas) para unas 90.000 hectáreas, la CHJ considera que se podrán mantener los usos agrícolas actuales.
Xuquer Viu, que ha tenido acceso al informe, considera que el futuro PHJ debe recortar las extracciones subterráneas para revertir el mal estado del acuífero de la Mancha Oriental y que los caudales ecologicos están calculados a la baja.