Un millón de metros cúbicos de agua, o lo que es lo mismo 1.000 millones de litros, que ahora se pierden en las fugas de las tuberías, sobre todo en las más viejas, dejarán de derrocharse gracias al nuevo sistema de detección de fugas y a la división en sectores de los 463 kilómetros de tuberías que tiene la ciudad.
Estas dos actuaciones forman parte de las mejoras que el Ayuntamiento de Albacete se ha decidido hacer en la red de abastecimiento de la ciudad, destinando 1,8 millones de euros del segundo Fondo Estatal de Inversión Local, a estos proyectos. «Pocas ciudades están tan implicadas en la gestión del agua como para destinar fondos públicos a mejoras tecnológicas que convertirán a Albacete en un referente nacional», llegó a decir ayer Asunción Martínez, directora general de Aguas de Barcelona (Agbar), socio privado del Ayuntamiento en la empresa Aguas de Albacete, que compareció junto a la alcaldesa, Carmen Oliver, para detallar estas inversiones.
El sistema de búsqueda de fugas supondrá «casi triplicar» el número de localizadores; pues a los 100 aparatos móviles (que se van colocando en distintos puntos de la red tratando de captar pérdidas de agua) con los que se trabaja actualmente, se sumarán otros 185 que se colocarán en puntos fijos, de tal manera que cuando detecten una posible pérdida enviarán un SMS a una central de telemando desde donde se averiguará si se trata de una fuga para repararla de inmediato.
Además, los kilómetros de tuberías se dividirán en 13 sectores hidráulicos, con 38 puntos de control, que permitirán conocer al instante el caudal, la presión y el nivel de cloro del agua, «esto es algo básico en una gestión del siglo XXI y nos permitirá reducir las pérdidas, detectando dónde se producen más fugas», explicó el gerente de Aguas de Albacete, Manuel Pérez.
Éste detalló que actualmente la empresa no factura entre 3 y 4 hectómetros cúbicos de agua de los que se consumen en la ciudad, y estimó que con las mejoras introducidas en los próximos «dos o tres años» se conseguirá evitar la pérdida de 1 hectómetro cúbico, es decir, de 1.000 millones de litros de agua.
En la válvula Monóvar, «el corazón» del abastecimiento de la ciudad, desde donde se rebaja la presión del agua que entra a la red de abastecimiento a la ciudad, también se ha invertido algo de dinero para garantizar su funcionamiento aunque haya un corte en el suministro de luz.
Otra de las mejoras ha sido la colocación de 23 sensores en los colectores de aguas residuales o fecales, que avisarán del nivel de ocupación, para evitar que se desborden.