El Partido Popular ha asegurado que la enmienda de modificación, firmada por Eduardo Zaplana, se presentó la semana pasada «por error».
El PP decidió modificar la citada enmienda, registrada con el número 2.389, tras el aluvión de críticas surgidas en el PP de Aragón. Los populares argumentaban que esa enmienda se registraba año tras año y se había colado, «por equivocación», en el montón de este ejercicio.
Según publicó ayer «El Heraldo de Aragón», el presidente del PP en Aragón, Gustavo Alcalde recibió la noticia sobre el contenido de la enmienda camino de Valencia para asistir a la aclamación de Mariano Rajoy como candidato.
«Esta situación permitió que los dirigentes aragoneses hablasen de forma directa con los máximos responsables del grupo -Eduardo Zaplana y Vicente Martínez Pujalte- y explicasen todo lo que conllevaba esa enmienda en Aragón. El resultado de estas conversaciones fue la negación oficial de que esa enmienda fuese presentada por alguien (se señaló que fue un «error administrativo») y el compromiso de que se retiraría en cuanto fuese posible», añade el Heraldo.
Gustavo Alcalde declaraba el lunes que la propuesta se registró por equivocación y que el grupo popular en el Congreso «no tenía voluntad política» de insistir en sus peticiones trasvasistas, «tal y como le había comunicado el propio portavoz del PP en la Cámara, Eduardo Zaplana», apunta El Heraldo.
Sin embargo, existen razones que hacen poco creíble esta versión. La enmienda a los presupuestos del 2007 relativa al trasvase del Ebro reivindicaba una inversión de 300 millones; la presentada este año era de 600 millones, lo que indica al menos que la moción ha sido modificada antes de «colarse»
Del mismo modo, una enmienda que se cuela «por error» no es remitida a los barones regionales del PP para que hagan campaña con ella. Así, el pasado 15 de octubre, el líder del PP en Andalucía Javier Arenas anunciaba la presentación de una enmienda a los PGE pidiendo 600 millones para el trasvase y el lunes 29 el presidente del PP en Castelló, Carlos Fabra, anunciaba orgulloso que el PP presentaría una enmienda a los PGE «con una dotación de 600 millones de euros» para poder ejecutar las obras del trasvase del Ebro.
Mientras Fabra hacia estas declaraciones, el diputado del PP valenciano Vicente Martínez Pujalte ya había entregado un escrito a la Mesa de la Comisión de Presupuestos donde mantenía la enmienda 2.389, aunque solicitaba corregir el título del proyecto «figurando como texto correcto: Proyecto Trasvase Júcar-Vinalopó en la Comunidad Valenciana». Es decir, el supuesto «error» ya no era que se hubiera colado la moción por inercia, sino que se hubiera pedido para el Ebro lo que ahora es para el Trasvase del Júcar, una obra ya adjudicada prácticamente en su integridad y valorada en 340 millones, no en 600, y para la que el PP ya había pedido 60 millones en otra enmienda que sigue viva. Ayer, Martínez Pujalte insistía en un «error mecanográfico» y decía que el PP «no ha renunciado a ningún trasvase».
Reacción socialista
Ricard Torres, diputado socialista y miembro de la Comisión de Infraestructuras del Congreso declaró ayer que «toda esta historia tan rocambolesca deja en mala situación a Camps. Si no hubiesen modificado nada podría uno dudar si están esperando a ver si gobiernan para ejecutar el trasvase, pero si la presentan y la retiran por presión están indicando que solo la mantiene a efectos electoralistas y no porque crean que es una obra necesaria», afirmó Torres.
Por su parte, el portavoz de Medio Ambiente, Agua, Urbanismo y Vivienda del PSPV en las Corts Valencianes, Francesc Signes, afirmó ayer que las «mentiras sobre el trasvase del Ebro han acabado por estallarle al líder del PP, Mariano Rajoy, en la cara, en plena campaña electoral», ya que el presidente popular, dijo, «cedió a las presiones del PP aragonés y obligó a rectificar» una enmienda a los PGE «para no enfangarse más en una mentira de la que no sabe cómo salir», recalcó.
Por su parte, el secretario de Organización del PSOE, José Blanco, aseguró anoche en Zaragoza que en el PP hay «un lío colosal» entre los dirigentes populares en relación a sus propuestas sobre el trasvase del Ebro.