El río Júcar en su tramo alto, entre la presa de la Toba y las cercanías de Villalba de la Sierra (Cuenca), se encuentra totalmente seco. Las escasas lluvias de este otoño y, sobre todo, la gestión de los caudales de la presa de La Toba y de la explotación de la minicentral hidroeléctrica del Salto de Villalba por parte de Unión FENOSA-Gas Natural ha originado la completa falta de caudal de agua del río Júcar en el paraje conocido como los Cortados de Villalba. Este auténtico desastre ecológico se ve agravado por el hecho de tratarse de un tramo de más de 17 km con un alto valor de conservación y que se encuadra dentro del Parque Natural de la Serranía de Cuenca. Cuando los manantiales de la zona aportan poco caudal, el río se puede llegar a secar completamente en parte de su recorrido, como ha sucedido estos últimos días del mes de noviembre y casi todos los años desde que se inició la explotación de la minicentral. Pero la causa última, y la única razón para que el río se seque, es el incumplimiento de las legislaciones de aguas, de pesca y de conservación de la naturaleza, que obligan a los concesionarios de aprovechamientos a mantener unos caudales mínimos para preservar la funcionalidad de los ríos La fijación de un régimen de caudales mínimos ecológicos para esta concesión es un asunto nunca abordado con seriedad, y ahora parece estar pendiente de la aprobación del Plan Hidrológico de la Cuenca del Júcar. Pero el Júcar, su flora y su fauna no pueden seguir esperando a que la burocracia solucione el problema.
El río Júcar, seco a su paso por Cuenca
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