El presidente de los regantes del Vinalopó advierte sobre las nefastas consecuencias que tendría para el campo valenciano la aprobación del plan de cuenca que prepara la Confederación del Júcar.
—¿Cómo se entiende que el plan de cuenca del Júcar haga desaparecer 40.000 hectáreas de regadío?
—El plan de cuenca que prepara el Ministerio es la consecuencia de haber derogado el trasvase del Ebro. La Comunidad tiene un déficit estructural por encima de los 300 hectómetros, que siempre estará ahí por bien que se gestione el agua en la región, y que solo puede solucionarse con aportes externos. Con la derogación del Ebro, no hay agua pero sí demanda; así que solucionan el problema reduciendo la demanda. Desaparecen 40.000 hectáreas y, teóricamente, la Comunidad ya no tiene déficit. Eso solo tiene un calificativo: es un robo. De repente, porque en 2005 dejaste tu tierra en barbecho, te ves sometido a una expropiación encubierta del Gobierno para tapar sus vergüenzas. El Ministerio no tiene otra solución, porque no puede siquiera mentar el Ebro.
—El plan de cuenca se diseña entonces con datos de 2005, un año especialmente seco.
—Sí, la Confederación del Júcar hace una «foto fija» de 2005, cuando mucha tierra estaba en barbecho por la escasez. En el Vinalopó desaparecen 18.000 de las 48.000 hectáreas de regadío, pero no se dan cuenta de que las tierras afectadas están liquidando sus derramas, pagando modernizaciones de regadíos, etcétera. Se elimina una de cada dos hectáreas del Medio Vinalopó, donde hay casi un monocultivo de uva de mesa. En el Alto Vinalopó, frutales y hortalizas, como en l’Alacantí. Pero además el plan de cuenca supone una minoración patrimonial de 1.000 millones de euros. Los agricultores están pagando impuestos, y muchos incluso tienen ya concesiones de agua resueltas para este año. El elemento de planificación que quiere eliminar sus derechos es consecuencia de una carrera de locos.
—¿Se puede evitar que la desaparición de hectáreas se haga efectiva?
—Se acaba de validar el «esquema de temas importantes» para el plan de cuenca en el consejo de gobierno de la Confederación. Lo que no entendemos muy bien es por qué no hubo votación, cuando todos los regantes nos opusimos. Excepto los del Júcar, que tendrán que dar muchas explicaciones al resto. El consejo de cuenca debería parar el documento, porque no tiene ningún sentido. Debe aparecer el déficit real.
—¿Cuándo entra en vigor el plan de cuenca?
—Debió aprobarse en 2009. Hasta 2004, cuando llegó el PSOE al Gobierno, el Júcar estaba considerada por Europa una «cuenca piloto», de referencia, por lo avanzado de su planificación. Ahora, en 2011, la UE ha enviado un requerimiento al Gobierno para que cumpla su compromiso de aprobar los planes de cuenca, y les ha entrado la prisa. Hemos pasado de «cuenca piloto» a vagón de cola.
—En cuanto a la aportación de caudales, ¿confía en ver resuelto el problema con el Júcar-Vinalopó?
—Estoy convencido de que se va a resolver, poniendo soluciones factibles y reales. Pero tiene que llegar agua de calidad, que la hay en el Júcar, y a precios razonables. De hecho, estoy convencido de que al final la toma se hará en Cortes de Pallás, como estaba previsto antes de 2005. La lástima es todo el tiempo que se va a perder.
—¿Por qué está tan convencido?
—Porque la toma en Cortes es la más factible energéticamente, y en realidad no se minora ninguna de las garantías para los actuales usos del agua. En estos momentos se está volviendo a imponer el sentido común, y hay que recordar que la solución en Cortes fue calificada como «técnica, económica y medioambientalmente viable» por técnicos independientes del Banco Europeo de Inversiones. Calificativos que nunca tendrá la toma en el Azud de la Marquesa.
—¿Qué hacer con los 12 hectómetros de agua del Azud de la Marquesa que hay embalsados en Villena?
—El Ministerio tendrá que ponerle solución. Si el agua fuera de calidad, no habría inconveniente en usarla. De hecho, hemos pedido análisis para testarla. La usaremos siempre que sea válida para los dos usos reconocidos a la Junta de Usuarios, que son el regadío y el abastecimiento.
—En cuanto al nuevo Consell, ¿cómo valora el nombramiento de Maritina Hernández como consellera de Agricultura y Agua?
—Conoce perfectamente el mundo agrícola, y en un tema de vital importancia como el agua, estamos tranquilos porque nos sentimos respaldados por las máximas autoridades valencianas, como en el caso del presidente Francisco Camps, que ha mostrado siempre la máxima sensibilidad al respecto.
—Parece que el Corredor Mediterráneo no pasará por Alicante.
—Es algo tan irrenunciable como el trasvase del Ebro. No se entendería que el Corredor no pasase por la cuarta provincia de España en potencial económico e industrial.