El alcalde de la capital albacetense, Manuel Pérez Castell, y el presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar, Juan José Moragues, anunciaron inversiones por valor de 200 millones de euros en la ciudad y en la provincia. Este dinero servirá para desarrollar diversos proyectos entre los que se encuentran, por ejemplo, la rehabilitación y adecuación del depósito de agua situado en la Fiesta del Árbol para acoger un centro de interpretación del agua, actuaciones de emergencia en la provincia o la red de abastecimiento para 20 municipios de Albacete y Cuenca desde el embalse de El Picazo.
De esta forma, la Confederación Hidrográfica del Júcar muestra su sensibilidad con la provincia albacetense, donde cada vez más el agua es primordial y la gestión del líquido elemento es fundamental para el futuro de esta tierra. Sin embargo, las actuaciones de la Confederación deben ser el principio de una gestión integral del agua que vaya a más. Hace falta que toda la población se concience de la importancia del ahorro de agua, así como también los ayuntamientos de las diferentes localidades.
Según estudios recientes, una de las causas de mayor despilfarro de agua potable reside en el mal estado de las redes de abastecimiento de los municipios. Una tubería picada mínimamente, a lo largo de los meses, puede suponer la marcha de millones de metros cúbicos de agua. Los consistorios albaceteños deben hacer un esfuerzo en revisar sus redes de abastecimiento y reparar los desperfectos detectados, aunque sea dinero de ése que «no se ve» por los vecinos, pero que es imprescindible para garantizar el agua para el futuro más próximo.
La gestión integral del agua debe comenzar por el Gobierno central, a través de las confederaciones hidrográficas, pero debe continuar por la Administración regional y las corporaciones locales, que son los responsables de una parte importante del ciclo del agua en la sociedad actual. De esta forma, se contribuirá de forma eficiente a mejorar las cifras del consumo de agua y así avanzar en una sociedad y economía sostenibles. Pero quizás esta gestión debe comenzar por los ciudadanos con una cultura del agua muy distinta a la que ha prevalecido en las últimas décadas. El ahorro doméstico es una de las piedras angulares para conseguir el objetivo deseado.