José Pascual Fortea
El agua es un bien público que debería estar por encima de la política y de los partidos políticos. Pero no hay manera de que esto sea así, al menos en el Júcar.
Como consecuencia de la presión política de Castilla-La Mancha y de la Comunitat Valenciana se aprobó el Plan Hidrológico del Júcar de 1998 repartiendo mucha más agua de la que existía. Tanto Bono como Zaplana pudieron vender a sus gobernados que habían conseguido más agua para su región de la que jamás habían tenido. Pero era agua de papel, agua que no crea riqueza sino conflictos y decepciones al no alcanzarse nunca las expectativas generadas.
El 2013 podría ser el año clave para la aprobación del nuevo Plan Hidrológico del Júcar y parece que las cosas no hayan cambiado. Los políticos continúan queriendo politizar el agua. Pero las cosas sí que han cambiado, tenemos la experiencia de 14 años de aplicación de un Plan Hidrológico donde se sobrevaloraron los recursos. Los usuarios somos conscientes de que repartir más agua de la que existe conduce a la escasez, a la penuria y al conflicto. Y por ahí no vamos a pasar. El nuevo plan sólo puede repartir el agua que existe, ni una gota más.
Desde Castilla-La Mancha empiezan a tomar posiciones ante el nuevo plan. Se está presionando para que se otorgue una concesión de agua del Júcar al abastecimiento de Albacete. Los usuarios del Júcar no nos oponemos a que se otorgue una concesión de agua a Albacete, faltaría más, es un abastecimiento a población. Pero esta concesión debe cumplir el Plan Hidrológico en vigor en el que se establece que el uso del agua del embalse de Alarcón se regulará en el Convenio del embalse de Alarcón. El abastecimiento de Albacete toma las aguas del embalse, por lo que la concesión debe recoger el sometimiento al citado convenio. Así está previsto en el Plan Hidrológico del Júcar y no puede ser de otra manera. No cabe ninguna duda, el uso de agua del embalse de Alarcón sólo es posible con el cumplimiento del convenio.
Pero desde Albacete no se quiere respetar el plan del Júcar, sólo en lo que les interesa. El expediente de concesión de agua para el abastecimiento de Albacete se inició en 2001, en 2002 se comunicó ya una propuesta de concesión donde se incluía el condicionado al Convenio de Alarcón y, tras 12 años y dos presidentes de la Confederación Hidrográfica del Júcar de distinto color político, sigue sin aprobarse. Con lo fácil que hubiese sido si simplemente se aceptase que hay unas normas y que todos las tenemos que cumplir.
El abastecimiento de Albacete supone un volumen muy pequeño dentro del conjunto de usos del Júcar. Por su magnitud no es importante en la cuenca, pero su aprobación sin incluir el condicionado al Convenio de Alarcón supone un incumplimiento del Plan Hidrológico y una demostración del peso de Castilla-La Mancha en la toma de decisiones en el Júcar.
La Comunitat Valenciana se juega mucho en el Plan Hidrológico del Júcar y la Generalitat debe hacerse valer en la mesa de negociación, donde va a tener el apoyo de todo el regadío valenciano. Este es el primer envite que nos llega de la vecina comunidad autónoma y no se puede dejar pasar.