La Carta de Zaragoza, el principal legado de la Exposición Internacional que cierra hoy sus puertas, y que durante 93 días ha abordado el tema del ‘Agua y Desarrollo Sostenible’, defiende una gestión integrada de los recursos hídricos para la supervivencia del hombre y del planeta.
El ex secretario general de la UNESCO y presidente de la Fundación Cultura y Paz, Federico Mayor Zaragoza, procedió en la ceremonia oficial de clausura de la Expo 2008 que se celebra en el Palacio de Congresos, a la lectura de la ‘Carta de Zaragoza’, es decir, las conclusiones o síntesis de la intensa actividad que ha desarrollado la Tribuna del Agua, soporte científico y técnico de la Muestra, a través de ponencias, conferencias y debates.
En el preámbulo de la Carta de Zaragoza, resaltó el presidente de la Fundación Cultura y Paz, los participantes en la Tribuna del Agua han reconocido que el agua es esencial para la vida en el planeta. «Los nuevos paradigmas sobre agua y sostenibilidad pretenden superar la visión meramente antropocéntrica por entender que, mediante una gestión integrada de los recursos hídricos se protegen al mismo tiempo la supervivencia del ser humano y la del planeta», transmitió Mayor Zaragoza.
La primera de las consideraciones que hace el citado documento indica que el agua y los diferentes ecosistemas deben ser preservados y protegidos. Otras de las consideraciones apuntan que el acceso al agua potable y al saneamiento es un derecho que debe ser garantizado por los poderes públicos; que los pueblos de la Tierra han asumido, a través de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, un serio compromiso en relación con el agua, y que el acceso al agua es un potente vector de desarrollo.
Asimismo, el agua desempeña una función fundamental en la producción y transferencia de energía. Su demanda seguirá creciendo, principalmente por los incrementos demográfico y de la economía, lo que puede implicar un aumento de la ‘huella hídrica’.
Las predicciones indican que el cambio climático es capaz de modificar la disponibilidad y las necesidades de agua en todo el planeta. También subraya la Carta de Zaragoza que las tecnologías disponibles permiten producir agua dulce a partir del agua salada y de la niebla y, además, regenerar y reutilizar el agua a precios razonables y con menores impactos ambientales. Como ejes de transformación de la gestión de los recursos hídricos en todo el mundo, los expertos que han participado en la Tribuna del Agua, señalan a la educación, la cultura, la comunicación y la participación.
Otra de los punto del preámbulo refiere que es básico para la gestión integrada del agua y la sostenibilidad el fortalecimiento de su gobernanza en todos los niveles, lo que implica la mayor participación y corresponsabilidad de la sociedad.
Se considera que la unidad de cuenca hidrográfica es el ámbito territorial más eficiente para aprovechar el agua y el que mejor permite resolver los conflictos entre países, regiones o usuarios. Asegurar vías de financiación y formas de compartir el riesgo económico, bajo criterios de sostenibilidad, es indispensable para el éxito de las iniciativas y actuaciones en el ámbito hídrico.
La intervención pública debe tomar la iniciativa para promover la legislación y la estructuración adecuadas de los derechos de agua, subraya la Carta, al tiempo que resalta que la investigación, el desarrollo y la innovación son pilares fundamentales que sustentan el conocimiento, el hallazgo de soluciones, el bienestar y la sostenibilidad en materia hídrica.
Ante esas consideraciones, la Tribuna del Agua recomienda, con carácter universal, que el desarrollo de las sociedades se promueva a partir de criterios de sostenibilidad y de manera respetuosa con la naturaleza; que se impulse una gestión del agua participativa, eficiente y solidaria; que se establezcan compromisos y normas para la mitigación de los efectos negativos causados por el cambio climático y por los fenómenos extremos, y que las unidades básicas de gestión de los recursos hídricos sean la cuenca hidrográfica y el acuífero, incluso en los casos en que tengan carácter supranacional.
La Carta de Zaragoza desea que haya en todo el mundo agua potable segura y saneamiento eficaz; que el abastecimiento de agua potable y la recolección y el tratamiento de las aguas residuales son prioritarios. Para ello, las administraciones públicas deben garantizarlos con tarifas justas y que aseguren la cobertura de los costes.
Igualmente pide que se incentiven la investigación, el desarrollo y la innovación en cuanto concierne al agua y se acelere la transferencia de sus resultados y beneficios a la sociedad, así como la creación de una Agencia Mundial del Agua.
AGENCIA MUNDIAL DEL AGUA
Las misiones principales de la Agencia Mundial del Agua, cuya creación se pide en la Carta de Zaragoza, son, entre otras, preparar y presentar ante la Organización de la Naciones Unidas la Carta de Derechos y Responsabilidades de los Seres Humanos con el Agua, y articular un marco normativo mundial sobre el agua en un contexto de desarrollo sostenible que sea reconocido por los países.
En materia de recursos hídricos, preparar e impulsar el desarrollo de la Convención Internacional sobre Cambio Climático, Fenómenos Climáticos Extremos y Control de Riesgos.
También entre los objetivos de la Agencia están impulsar la aprobación del Protocolo Internacional para la Gestión Pacífica y Productiva de las Cuencas Transfronterizas en el mundo, y asistir a los países que demanden apoyo en materia de gestión integrada del agua.
Promover la difusión y el intercambio eficaz y global de buenas prácticas, lecciones aprendidas, modelos y procesos reproducibles, experiencias que hayan alcanzado el éxito y recomendaciones, a través de un centro propio de documentación y transferencia sobre agua y desarrollo sostenible, y promover alianzas público-privadas que permitan aunar esfuerzos para conseguir que el abastecimiento y el saneamiento universales sean una realidad, se encuentran asimismo entre las funciones de la Agencia del Agua.
Por otra parte, las recomendaciones que la Tribuna del Agua hace a los poderes públicos, usuarios del agua y ciudadanos, pasan porque se lleven a cabo las dotaciones de servicios básicos de saneamiento y depuración de aguas residuales y sus lodos, acordes con las realidades locales, y que incorporen niveles sanitarios de referencia mundial.
También se recomienda que se someta al control público la gestión de los servicios públicos de agua y saneamiento; que se ajuste y controle la demanda de agua recurriendo al mismo tiempo a criterios educativos, informativos, participativos y tarifarios; que se impulsen y apliquen las tecnologías que permiten el ahorro, la desalinización y aprovechamiento de aguas del mar, la captación de nieblas y de lluvias, la depuración, regeneración y reutilización del agua con elevada eficiencia en consumo energético de bajo impacto ambiental, potenciando las energías sostenibles.
Respecto a la financiación, la Carta de Zaragoza, apuesta porque se definan modelos financieros solventes y con garantías, entre países e instituciones, que permitan captar en el mercado capitales para inversiones en las infraestructuras hidráulicas necesarias para la prestación de los servicios públicos de abastecimiento y saneamiento, así como en la capacitación de los recursos humanos precisos.
Los ciudadanos deben participar como corresponsables en la gestión integrada del agua y la sostenibilidad y han de asumir que el agua es, además de un recurso de uso humano, un patrimonio de todos los seres vivos.