La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ)debería emitir, en breve plazo, una resolución que ponga fin un problema de lindes que se arrastra desde hace décadas, que es marcar su frontera, su límite, con la Confederación Hidrográfica del Guadiana.
Este asunto, que se trató en la última Junta de Gobierno de la CHJ, se trata de un problema menor, en comparación a la magnitud del proceso de revisión del Plan Hidrológico de Cuenca del Júcar o, en el caso del Guadiana, desarrollar el PEAG(Plan Especial del Alto Guadiana).
Pero es un problema de primer orden para los afectados, porque estar en el ámbito del Júcar supone tener una asignación máxima para regar de 4.000 metros cúbicos por hectárea, mientras que estar en el Guadiana, en la actual situación, puede suponer tener que conformarse con 1.200.
El pasado mes de marzo, el todavía Ministerio de Medio Ambiente ya tenía un borrador de orden, por la que se definiría la línea de delimitación entre el ámbito territorial del Guadiana y el ámbito del Júcar. Una línea que, en la zona objeto de estudio, afecta al noroeste de la provincia de Albacete y al sur de la de Cuenca.
límites imprecisos. Este borrador se basa en una serie de estudios técnicos realizados por el Cedex (Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas), un organismo dependiente del actual MARM(Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino).
La idea era ir más allá de las líneas generales establecidas para las futuras demarcaciones hidrográficas, marcadas en el Real Decreto 15/2007 que, en el caso que nos ocupa, aún no son lo bastante precisas.
En dicho Real Decreto, se establece que la Demarcación del Júcar comprende «el territorio de las cuencas hidrográficas que vierten al Mediterráneo entre la margen izquierda de la Gola del Segura en su desembocadura y la desembocadura del río Cenia, excluidas las cuencas intracomunitarias de la Comunidad Valenciana».
En cuanto a la futura Demarcación Hidrográfica, del Guadiana, se dice simplemente que «comprende el territorio español de la cuenca hidrográfica del Guadiana». Así, no resulta de extrañar que los técnicos del Cedex admitan que aún no hay «una delimitación cartográfica precisa».
También es cierto que en la mayor parte de las zonas, esta delimitación no es dudosa, porque hay accidentes geográficos que permiten marcar una línea clara. Pero en una zona que se encuentra a caballo de las provincias de Albacete y Cuenca, tales accidentes no existen.
dos acuíferos. En cuanto a lo que ocurre bajo el suelo, la situación se complica más, porque lo que hay que hacer es delimitar la divisoria entre los acuíferos que componen el Alto Guadiana (23 y 24) y el acuífero de la Mancha Oriental (18).
Aunque estos acuíferos se encuentran entre los mejor estudiados de España, lo cierto es que determinar con precisión milimétrica dónde acaba un acuífero y dónde empieza el siguiente, con precisión administrativa, es algo sumamente difícil.
De hecho, este mismo problema, las posibles interacciones entre la Mancha Oriental (Júcar) y la Mancha Occidental (Guadiana) fue uno de los asuntos que se trató en una reciente jornada de estudio, celebrada el pasado día 20 en Albacete y organizada por la Junta Central de Regantes la Mancha Oriental (Jcrmo).
En este sentido, expertos como el profesor Andrés Sahuquillo Herráiz, de la Universidad de Valencia, señalaban, al hablar de los límites y dimensiones del acuífero 18 (Mancha Oriental) que aún queda mucho por investigar sobre la composición e interacciones de los acuíferos, tanto desde el punto de su estructura interna como desde el de sus relaciones con otras masas de agua subterráneas.
seis municipios. A l final, el Cedex ha propuesto una línea de demarcación entre el Júcar y el Guadiana que afecta a seis términos municipales, dos conquenses (Pozoamargo y Casas de Haro) y cuatro albaceteños (La Roda, Minaya, Munera y Villarrobledo).
Por el momento, y según se ha visto en los órganos de gobierno de la dos confederaciones hidrográficas implicadas, no parece que las lindes se vayan a mover mucho, en términos generales. La línea afectará, según la planimetría que maneja Medio Ambiente, a un total de 29 polígonos, repartidos entre Albacete y Cuenca, con varias fincas cada uno.
Sin embargo, para agricultores que se verían afectados, cambiar de una confederación a otra podría suponer mucha agua de más o de menos para regar. Por eso, para ellos, aunque en comparación sean pocos, es un asunto de vital importancia.