La Confederación Hidrográfica del Júcar ha triplicado los efectivos destinados a combatir la plaga del jacinto de agua que está provocando graves problemas en el cauce del río Albaida, en un tramo de unos dos kilómetros entre Genovés y Xàtiva en la zona del azud.
Concretamente, los dos problemas prioritarios consistían en despejar la zona más próxima a la toma de agua para riego agrícola y evitar que la planta pudiera llegar al Júcar donde desemboca el río Albaida, lo cual podría agravar la situación.
“En caso de fuertes lluvias que provocaran una crecida espectacular, podría ocasionar que la planta llegara al Júcar y este río, con más caudal y más zona de riego, tendría peores consecuencias”, tal como destacó una de los técnicos que coordinan los trabajos.
Hasta el momento se han retirado más de 1.000 hectómetros cúbicos de arbusto que se deposita en el margen del cauce por las máquinas que llevan a cabo la tarea de recogida. Posteriormente se tritura para trasladarlo con contenedores a una planta de Novelda. Fuentes de la Confederación puntualizaron que hasta ayer se habían completado más de 50 contenedores.
Hoy martes se cumplen siete días desde que comenzaron los trabajos “y conforme se ha ido actuando hemos visto la forma más adecuada y práctica para ahorrar tiempo y dinero, ya que los primeros días se trasladaba todo en contenedores y ahora, después de triturar el material, un contenedor de hoy equivale a diez de los primeros días”. Así lo manifestó el Guarda Mayor de la zona, Enrique Valls.
Dragalina
Tras el incremento de medios mecanizados, en este momento trabajan en el tramo afectado una dragalina, tres máquinas giratorias que se encargan de extraer la planta y depositarla en las orillas, así como dos barcas que acercan la gran cantidad de planta al margen del río.
Las mismas fuentes de la Confederación Hidrográfica del Júcar añadieron que las tareas de limpieza y retirada durarán al menos diez días más. En la recogida participan una decena de trabajadores, además del seguimiento que desarrollan guardias fluviales y técnicos de la propia Confederación y de la empresa Tracsa.
La limpieza también se ha ampliado a unos 30 metros río abajo, ya que las primeras actuaciones se centraron aguas arriba, en la zona del azud.
Los efectos de esta especie invasora, también conocida como camalote, lampazo o violeta de agua, son muy nocivos para el ecosistema. Como consecuencia de su proliferación en el cauce del río Albaida ha originando importantes problemas en los canales de riego agrícola, como han denunciado los regantes de la zona de Benifurt que son los principales afectados.
También causan graves alteraciones del ecosistema, ya que cubren como una manta toda la superficie del río, debido a su fácil reproducción vegetativa y sexual. Esta circunstancia se debe a que se trata de una especie alóctona sin predadores.
Planta invasora
Su condición de planta invasora la hace especialmente peligrosa en su expansión, por lo que al retirar su exceso de cualquier lugar, bien sea un cauce fluvial, estanque o acuario puede ir a parar a entornos naturales y causar daños ecológicos.
Esta planta, conocida científicamente como Eichhornia crassipes, está considerada entre las 100 especies más invasoras del mundo. Por ello, los biólogos y especialistas desaconsejan su utilización por particulares, ya que un uso incorrecto puede causar su expansión y las consecuencias nocivas por imprudencia.
Está previsto que una vez se limpie la zona próxima al azud, se continúe revisando otras partes del río donde también se ha acumulada gran cantidad de jacinto de agua.
El problema, según comentó el Guardia Mayor, Enrique Valls, “es que nos encontraremos con zonas de difícil acceso por lo que la entrada de camiones y maquinaria puede verse dificultado, pero tenemos que estudiar sobre el terreno las condiciones”.
Añadió que el trabajo está muy adelantado y “el río ya ofrece otro aspecto. El agua no está contaminada, porque aquí no hay peces muertos, ni suciedad y todo el problema era el tapón en la entrada de la boca de riego debido a su espesor y de ahí la queja de los regantes”, concluyó Valls.