Un estudio realizado por el colegio de Geógrafos de España encargado por el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino revela que la cuenca del Segura ha registrado en 10 años un aumento de suelo de regadío superior a 55.000 hectáreas, equivalente a más del doble de la superficie de huerta tradicional del Bajo Segura.
El estudio «Análisis de los procesos relacionados con la agricultura en la demarcación del Segura», hecho público recientemente, señala que la superficie de regadío de la cuenca del Segura en 1990 era de 224.468 hectáreas, mientras que diez años después era de 279.468 hectáreas. De este aumento de 55.000 hectáreas 36.000 se han producido en la Región de Murcia, según el estudio, una de las comunidades que con más insistencia está reclamando caudales procedentes del Ebro.
El documento hace alusión por otra parte a los datos oficiales de la consejería de Agricultura de Murcia que señalan que la superficie regada se situaba en 2005 «incluso 200 hectáreas por debajo de la existente en 1990 cuando era de 193.907 hectáreas».
Los años analizados por el Colegio de Geógrafos coinciden con el periodo donde más protestas y manifestaciones se han producido por la gestión de la cuenca del Segura y por la agricultura murciana, y donde más denuncias se han presentado ante la roturación de nuevos terrenos para ser transformados en regadíos y por el robo de caudales en la cuenca del Segura, calificado en algunas instrucciones judiciales como «mafia del agua».
El texto incide en que en apenas 10 años se ha incrementado los cultivos con aportes artificiales de agua entorno a un 25%, incorporándose un promedio de más de 5.000 hectáreas anuales de regadío. «La última década del siglo XX ha registrado por tanto un intenso ritmo de transformación de los espacios agrarios y de incorporación de nuevas superficies regadas» se explica.
El aumento del regadío constatado se produce en uno de los periodos más secos del sureste español y se ha situado principalmente sobre suelo de secano aunque también «es significativa» la superficie de matorrales de diversa densidad y composición específica que han sido roturados y convertidos en aprovechamientos agrícolas intensivos.
Se señala que no resulta posible determinar con precisión la superficie de dominante natural que ha sido roturada, aunque se puede estimar en más de 5.000 hectáreas «sumando matorrales y pastizales, ríos, cauces y humedales, terrenos arbolados y un porcentaje de terrenos principalmente agrícolas con importantes espacios de vegetación natural»
Las comarcas en las que el avance del regadío ha tenido un ritmo más intenso son el campo de Cartagena, el noroeste murciano y la comarca albaceteña de Hellín. Por contra la Vega Baja ha sido la que el regadío ha tenido un menor avance.
El documento señala que nos encontramos ante una situación «paradójica» en la que coexiste una creciente escasez de recursos hídricos con un significativo avance de los regadíos y un aumento muy notable de los consumos hídricos de los abastecimientos urbanos y turísticos.
Tanto desde colectivos conservacionistas como desde el Gobierno de Castilla-La Mancha se ha venido denunciado de manera continua el aumento de regadíos en la cuenca del Segura «de manera ilegal», en unos casos debido al robo de agua y en otros a la sobreexplotación de acuíferos.