La entrada en vigor de la Directiva de Aguas Subterráneas en España, a través de un Real Decreto que se publicó esta misma semana en el BOE, ha sido recibida de forma opuesta por dos de los principales colectivos implicados, los regantes y los ecologistas.
Por parte de los regantes, la publicación del Real Decreto 1514/2009 ha sido recogida de forma positiva, al considerar que la nueva norma, al dejar la determinación de los valores umbral para un posterior Real Decreto, permitirá realizar una evaluación más precisa y, por tanto, más útil, de cada acuífero.
Por parte de los ecologistas, este Real Decreto sólo ha cosechado críticas, y exactamente por el mismo motivo, porque trasponer una Directiva de la UE sin determinar los valores umbral es una maniobra dilatoria para evitar su aplicación rigurosa y estricta en cuencas como la del Júcar.
Como se recordará, el Real Decreto 1514/2009 establece las llamadas normas de calidad, que son unas normas mínimas y universales, exigibles para todas las masas de agua subterránea, independientemente de su situación concreta. Por ejemplo, se marcan unos 50 miligramos por litro para los nitratos. Pero, si se establece que un acuífero se encuentra en mal estado o hay riesgo cierto de que llegue a estarlo, la nueva normativa establece la creación de los llamados valores umbral, que serán la base de un plan de prevención o supresión de los contaminantes en acuíferos dañados.
El problema es que no se detallan las masas de agua, ni su estado, ni los posibles valores umbral. Es más, en una de las disposiciones finales del RD 1514/2009, se dice que se promulgará una nueva norma sobre este asunto «en caso de que resulte conveniente».
«A nosotros nos parece lógico que se haya hecho así», señalaba a La Tribuna el secretario de la Junta Central de Regantes de la Mancha Oriental, Herminio Molina, «porque lo que se está haciendo es, al fin y al cabo, trasponer una norma europea que stá concebida para toda la UE y que, por tanto, no puede ni debe entrar en detalle, porque los posibles problemas de contaminación de un acuífero que se encuentra, por ejemplo, en Polonia, nunca serán los mismos que los de un acuífero que está en el sur de España».
Molina señaló que, en las contadas ocasiones en las que la Unión Europea se ha metido a legislar en detalle «los resultados siempre han sido contraproducentes» porque es, imposible que un técnico en Bruselas pueda hacer una norma que sea válida, cubriendo todas las situaciones posibles, desde el Mar del Norte hasta el Estrecho de Gibraltar, indicó Herminio Molina.