La Federación Nacional de Regantes no aprueba que los Estatutos de Autonomía sean los que decidan qué reserva hídrica corresponde a cada cuenca hidrográfica. El presidente de esta asociación, Andrés del Campo, confirmó ayer a LA RAZÓN su rechazo a estas pretensiones políticas y, aunque no quiso pronunciarse concretamente sobre el caso de Castilla La Mancha, sí que se mostró crítico con este tipo de pretensiones que ya se han producido en otros Estatutos como el de Aragón.
La Federación de Regantes de la Comunitat Valenciana (Fecoreva) se reunió ayer con carácter extraordinario para mostrar su rechazo a que la Carta Magna de los manchegos recoja una reserva de agua de 6.000 hectómetros cúbicos. El presidente de Fecoreva, José Pascual, calificó de «expolio» el hecho de que se quiera reservar esta cantidad de agua y aseguró que en la práctica supone dejar a los regantes valencianos sin el embalse de Alarcón y poner en peligro el suministro de toda la ciudad de Valencia.
En este sentido, la alcaldesa Barberá, aseguró que el 80 por ciento del agua que bebe la ciudad, procede del río Júcar, y Alarcón es el embalse de mayor capacidad de todo el sistema. «A esto yo si que lo calificaría de expolio», afirmó Barberá en alusión a la orden ministerial del Gobierno sobre el Cabanyal. La alcaldesa arremetió contra el Ejecutivo central por querer expropiar «el agua y nuestros derechos. Hasta aquí hemos llegado». Además, aludió a las normas del Tribunal de las Aguas que juzgaba a aquél que regaba con el agua que no le correspondía y sentenció que quien debería sentarse en este banquillo, es el presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero.
Por su parte, el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, reclamó que el agua vuelva a ser tratada como un recurso nacional, como la energía. También insistió en la necesidad de recuperar los principios que defendía el Plan Hidrológico Nacional de 2001, que incluía el trasvase del Ebro, porque es el documento que más respaldo ha obtenido hasta el momento.
Camps recordó que los valencianos han cumplido con todos sus compromisos en materia hídrica, incluída la ejecución del trasvase Júcar- Vinalopó.
Alarcón, embalse codiciado
Si se suman todos los recursos que tiene Castilla La Mancha, entre aguas superficiales y subterráneas, se obtiene un total de 5.500 hectómetros cúbicos. Es decir, que si el Estatuto de Autonomía aprobase una reserva de 6.000 hectómetros, aún tendría que recibir aportes externos y, por supuesto, debería quedarse con todos aquellos que están en su territorio, aunque no sean del todo de su propiedad. Alarcón, con una capacidad de 1.118 hectómetros cúbicos también debería quedar en manos exclusivas de los manchegos, a pesar que pertenece a los usuarios valencianos del Júcar, que pagaron su construcción cuando sólo ellos regaban.