El borrador de real decreto de la nueva demarcación de la cuenca del Júcar, presentado ayer en el Consejo Nacional del Agua, no ha gustado nada a la Generalitat. El Gobierno valenciano, que se ha resistido a gestionar sus ríos internos a pesar de que lo prevé el Estatut y lo exige una sentencia desde 2004, manifestó su oposición a la delimitación propuesta por el Ministerio de Medio Ambiente y que quedará reflejada en el nuevo plan del Júcar, donde sólo se incluirán los cauces que atraviesan más de una autonomía.
El borrador asigna a la Generalitat los ríos costeros del norte de Castellón, como el Sèrvol, las cuencas del Serpis, de las dos Marinas y de L’Alacantí. El consejero de Medio Ambiente, José Ramón García Antón, rechazó que se separen los acuíferos de L’Alacantí de los del Vinalopó, que quedaría integrado en la cuenca del Júcar. La separación del Vinalopó dejaría el trasvase del Júcar fuera del ámbito de abastecimiento de L’Alacantí, a lo que se opone el Consell, que abogado por mantener al máximo la unidad de la cuenca del Júcar. García Antón auguró problemas de gestión en Las Marinas y en L’Alacantí. Sí vio razonable que el río Sénia, en el límite con Cataluña, pase a la cuenca del Ebro.
La Generalitat también critica su nueva representación en los órganos del Júcar, donde perderá peso frente a Castilla-La Mancha, aunque tendrá una mayoría relativa.