La Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha ha avanzado en los últimos años en la eficiencia del uso del agua, mientras que Murcia ha perdido posiciones «claramente», ganando cuotas de «ineficiencia», y la Comunidad Valenciana se ha mantenido estable, según los primeros datos provisionales obtenidos del proyecto «Eficiencia y rentabilidad en el uso económico del agua: comparativa entre las regiones de Murcia, Valencia y Castilla-La Mancha».
En declaraciones a Europa Press, el doctor Europeo en Economía y profesor Titular de Economía, Sociología y Política Agraria de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), a su vez investigador principal del proyecto, Juan Sebastián Castillo Valero, quiso dejar claro que estos primeros datos son sólo un avance del estudio que comenzó en mayo de 2006 pero que finalizará el 31 de diciembre de 2007, aunque con seguridad será prorrorogado.
Manifestó que el hecho de que la Comunidad castellano-manchega haya contenido «mucho» la utilización cuantitativa del recurso es debido a que los acuíferos cada vez han estado «más bajos» con lo que ha costado más extraer el agua. La región ha sufrido en los últimos diez años una importante bajada del nivel de los acuíferos, lo que ha contenido «bastante» la utilización unitaria del recurso.
El estudio, en el que participan ocho investigadores, está financiado por el Gobierno de Castilla-La Mancha a través de una convocatoria pública y será evaluado por la Agencia Nacional de Evaluación. El proyecto se crea tras el debate surgido en muchos organismos respecto a la demanda de incorporar el verdadero coste del agua en la agricultura para que haya un ahorro «efectivo».
Al hilo de este debate, este grupo de investigadores decidió comenzar analizar si todo este tipo de debates tenía alguna viabilidad. Así, a través de una serie de variables o factores intentan averiguar cómo han evolucionado los datos macroeconómicos de la agricultura en cada una de las tres regiones y relacionándolo con la utilización del agua.
El objetivo es saber cuál es la situación de la agricultura en las tres regiones. Para ello se base en tres factores: eficiencia de agua mediante requerimientos medios del recurso por hectárea, requerimientos de trabajo por unidad de agua (es decir por cada 1.000 metros cúbicos utilizados cuántos puestos de trabajo se crean), y la productividad de unidad de trabajo y coeficiente de proceso técnico.
Los primeros datos indican que Castilla-La Mancha presenta unos ratios intermedios en la utilización de la función social, pero sin embargo «ha mejorado sustancialmente» en términos de generación de empleo por hectárea puesto que se ha ido a un sector que utiliza más manos de obra: el viñedo. Este hecho posee un riesgo «importante» ya que dicho sector lleva años con precios bajos y la comercialización se ha resentido mucho, afirmó Juan Sebastián Castillo Valero.
En cuanto a los aspectos productivos y comerciales, es donde mayor «deficiencia» presentan las tres regiones. En el caso de Castilla-La Mancha se debe a que gran parte del regadío se ha vinculado al viñedo –sector que está en crisis de precios–, Valencia porque ha sufrido problemas con los cítricos y Murcia porque no ha tenido una salida «clara» para su producción hortícola.
El doctor Europeo en Economía y profesor Titular de Economía, Sociología y Política Agraria afirmó que Castilla-La Mancha posee una agricultura «menos» intensiva que Murcia y Valencia, pero sin embargo presenta ratios de creación de empleo por metro cúbico utilizado de agua similares a Murcia y por debajo de la Comunidad Valenciana, que es la que presenta los mejores ratios.
Murcia presenta una mejora en rendimientos «importante» pero lo hace con uso «ineficiente» del agua, mientras que Valencia mantiene unos ratios muy elevados en la función de utilidad social, generando por hectárea más empleo que ninguna de las otras regiones, pero sin embargo se ha quedado «muy atrás» en el índice de balance técnico ya que «no ha alterado sus coeficientes de eficiencia en el uso del agua y no ha mejorado sus datos de comercialización».
Estos primeros datos corresponderían a la primera fase del proyecto. Una vez contrastados, se podrá observar cómo evolucionaría la situación futura de la agricultura si se incorpora el coste efectivo del agua como coste para la agricultura y la viabilidad que tiene en cada una de las regiones el aumento de los costes del agua.