La Comisión del agua del grupo parlamentario socialista regional visitó en la mañana de ayer a la Junta Central de Regantes de la Mancha. Los regantes reclamaron «un gran pacto en materia de agua» y manifestaron, por boca de su presidente, Francisco Belmonte, que «si la negociación de 1997, que estaba muy bien hecha, se hubiera respetado por todas las partes, ahora solamente tendríamos que hacer unos pequeños retoques y prorrogarla. Si se hubiera cumplido viviríamos en un mundo maravilloso».
Belmonte dijo que espera que «ahora que algo se está moviendo en el estatuto lleguen todos a un gran pacto del agua que beneficie a la Región, y que todos tengamos la altura de miras suficiente para no mirarnos el ombligo y velar por la Región», y aseguró que «en la cuenca del Júcar, si se hace una buena gestión, hay agua para los que estamos en el Júcar y también para otras zonas a través de un trasvase, y somos tan generosos que estaríamos dispuestos a ello. Estamos a favor de un trasvase, pero no uno encubierto. Nosotros queremos hacer las cosas bien, y si se hacen bien, hay agua para todos».
El presidente de la Junta central de regantes de la Mancha se refirió a la polémica generada en torno a este asunto, lamentando que «al ciudadano de a pie le puede dar la impresión de que a los responsables les interesa más la batalla política que la batalla por la Región. Podría ser fácil llegar a acuerdos en el Estatuto, en el Plan hidrológico y en lo que hiciera falta, pero no lo es».
Buscar el consenso
En este sentido, José Molina, miembro de la comisión del agua, señaló que «hay que superar esta situación con el consenso», por lo que instó a María Dolores de Cospedal a que «lo que valga para otras comunidades valga también para Castilla-La Mancha». Molina indicó que «el principal problema del trasvase Júcar-Vinalopó es que se quiere hacer de manera encubierta», y no dudó de que una buena gestión «garantiza una reserva suficiente de agua para Castilla-La Mancha, para ahora y también para el futuro».