La Mancha Oriental y la ciudad de Albacete forman parte de una intrincada red de conexiones e intereses hídricos

A primera vista, el gráfico situado sobre estas líneas aparenta ser una auténtica ensalada de líneas y puntos sin sentido aparente y muchos menos un orden que permita entenderlo.

Pero este gráfico es, en realidad, el Júcar. O, para ser exactos, el sistema Júcar y todo lo que se relaciona directamente con él. Se trata de un complejo entramado de relaciones -e intereses, no hay que olvidarlo- compuesto de numerosas piezas y conexiones, tan intrincadas entre sí que, necesariamente, un cambio en una sola de ellas provoca un impacto que alcanza a todo el sistema. El núcleo central del sistema Júcar lo forma una ‘Y’. En cada uno de sus brazos, se encuentra un pantano.

El que más importa a los albaceteños es el embalse de Alarcón, con 1.100 hectómetros cúbicos de capacidad, en números redondos. De este embalse dependen muchas cosas que resultan de vital importancia para la provincia.

El embalse se concluyó en los año 70 del presente siglo, aunque el proyecto se remonta a 20 años atrás. Aunque se encuentra en la provincia de Cuenca, junto a la localidad del mismo nombre, su titular es la Unidad Sindical de Usuarios del Júcar, USUJ, un organismo con sede en Valencia.

En el año 2001, USUJcedió la gestión del embalse al Ministerio de Medio Ambiente, de forma que, desde entonces, forma parte de la red de embalses controlados por la Confederación del Júcar.

Aunque está controlado por la CHJ, también forma parte de las infraestructuras atravesadas por el Acueducto Tajo-Segura (ATS), que aprovecha su vaso como parte de su recorrido. El ATS desemboca en Alarcón por la Rápida de Belmontejo y vuelve a separarse justo debajo del dique principal. Por este motivo, el ATS se aprovecha para derivar aguas superficiales del Júcar que llegan al entorno de la ciudad de Albacete, sea para abastecer a la mayor ciudad de Castilla-La Mancha o sea para llevar a cabo programas de consolidación o creación de nuevos regadíos, o la sustitución de bombeos del Acuífero 18 por aguas superficiales.

Ocasionalmente, este cruce del ATS con Alarcón también ha servido para derivar aguas del Júcar hasta el embalse del Talave, en la cuenca del Segura, y desde ahí, hasta la Mancomunidad de los Canales del Taibilla e, incluso, hasta la ciudad de Alicante.

Esta posibilidad de derivar agua del Júcar se llegó a conocer, en su día, como el ‘trasvase B’ del Vinalopó, ya que el célebre y polémico trasvase Júcar-Vinalopó tiene exactamente la finalidad, derivar aguas del Júcar a esa zona.

Los otros dos brazos de la ‘Y’ los forman los pantanos de Contreras, sobre el río Cabriel (874 hectómetros cúbicos de capacidad) y el célebre pantano de Tous (378 hectómetros cúbicos).

Justo antes de Tous, poco después de que confluyan el Júcar y su afluente el Cabriel, se encuentra la central nuclear de Cofrentes, cuyo consumo aproximado de agua es de 20 hectómetros cúbicos anuales (la ciudad de Albacete tiene asignado un consumo anual máximo de 15 hectómetros).

Aguas abajo de Tous, se encuentra, en primer lugar, el Canal Júcar-Turia. Se trata de una derivación de agua que presenta numerosos paralelismos con la transferencia recién aprobada a Barcelona, pues fue concebida como un suministro de apoyo para la zona donde se encuentra la ciudad de Valencia que, conforme a lo dispuesto en el actual Plan de Cuenca, debe abastecerse preferentemente del Turia.

Más abajo, se llega al ámbito de USUJ. Contrariamente a lo que podría parecer, el ámbito de USUJ es mucho menos homogéneo de lo que podría imaginarse, visto desde la parte manchega de la cuenca del Júcar.

Por una parte, está la Acequia Real del Júcar (ARJ), que es donde más ha avanzado la modernización de los regadíos. Por la otra, están los denominados riegos tradicionales y las acequias de la Ribera, donde dicha modernización ha ido más retrasada.

Hay más diferencias. La ARJ se abastece casi en exclusiva de las aguas que le llegan desde Tous. Las otras dos zonas tienen, además, algunos acuíferos subterráneos que pueden complementar los recursos hídricos que aportan las aguas superficiales.

Justo al norte de la zona de la ARJ, se encuentra la Albufera de Valencia. Éste es uno de los puntos calientes del Júcar porque, aunque aún se sigue debatiendo si es o no parte de la cuenca del Júcar -porque si no lo es, sería una cuenca interior de la Comunidad Valenciana, con todo lo que comportaría- es un lugar muy presente en el imaginario colectivo de los valencianos. Tanto, que su mantenimiento, en el que también intervienen parte de los retornos de los riegos cercanos a él, es una gigantesca línea roja para los habitantes de la comunidad vecina cuando se habla del futuro del Júcar.

 

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