La desgracia apareció ayer en forma de fallecimiento repentino en el Gobierno valenciano. Uno de sus miembros más queridos, José Ramón García Antón, sufrió un infarto en su casa de San Vicente del Raspeig donde descansaba después de una matinal en la que había presidido su último acto como conseller de Medio Ambiente.
Se encontraba fuerte y a sus 61 años de edad practicaba deporte, comentan sus colaboradores más allegados, que ayer no salían de su sorpresa. La salud del conseller preocupó más en el pasado, por algún problema de corazón, que en la actualidad. Había pasado recientemente un reconocimiento médico, donde no se le detectó ninguna anomalía, y estaba ilusionado con los proyectos que tenía en marcha.
Impronta imborrable
García Antón era conseller desde la época en que Eduardo Zaplana ocupaba la Presidencia de la Generalitat y a la llegada de Francisco Camps siguió gozando de la confianza del jefe del Consell. Pasó por diferentes Consellerias y en todas dejó una impronta de humanidad y dedicación a su trabajo que es difícil de igualar.
No era un político al uso y su formación en Ingeniería le hizo volcarse en la mejora de las infraestructuras de la Comunidad. Avanzó significativamente en el acuerdo político para lograr el trasvase del Ebro, aunque la llegada de Cristina Narbona al Ministerio de Medio Ambiente le impidió cumplir ese sueño.
Tenía un gran predicamento en los sectores económicos de la región y entre los regantes, que veían en él a un «luchador» frente a las trabas que se ponían para la solución hídrica desde la Administración central. El peor momento como político lo vivió desde la Conselleria de Infraestructuras con la enorme tragedia del 3 de julio de 2006, cuando un convoy de la línea 1 de Metro Valencia descarrilaba y provocaba la muerte de 43 personas.
Fue un duro golpe que afectó incluso a su salud por el duro acoso que sufrió los meses posteriores al accidente, donde la Justicia demostró que no hubo negligencia en la Administración autonómica.
La noticia de su fallecimiento cogió por sorpresa a la mayoría de integrantes del Consell que se encontraban de vacaciones, algunos de los cuales ya están buscando los medios para regresar a tiempo para asistir al funeral que se celebrará esta tarde a las 20 horas en la parroquia de San Vicente Ferrer de San Vicente del Raspeig.
Tanatorio Cristo de La Paz
La capilla ardiente quedó instalada ayer en el tanatorio Cristo de la Paz de esta localidad alicantina de la que era natural García Antón. Hasta allí se acercaron amigos y compañeros de Gobierno como Juan Cotino, Mario Flores y Gerardo Camps para dar apoyo a la familia, en especial, a su mujer, Luisa Pastor, alcaldesa de esta población, que se encontraba totalmente abatida, y a sus cinco hijos.
La Generalitat ha decretado un día de luto oficial en toda la Comunidad por esta muerte inesperada, mientras que los miembros del Gobierno valenciano y los altos cargos de la Administración autonómica no celebrarán ningún acto durante los tres próximos días.