Con el vaso vacío, por supuesto, operarios de Aqualia han estado limpiando durante ocho días la balsa de regulación donde se almacena el agua que se bebe Albacete.
Tres máquinas retromixtas, a las que se les adecuó una pala para no dañar la superficie de la balsa que está impermeabilizada, y tres camiones centauro, han estado trabajando desde el 5 de agosto y hasta este martes por la tarde, para retirar todo el fango que se había acumulado. En total, se han extraído 10.000 metros cúbicos de lodo inorgánico, un material no contaminante, formado sobre todo por tierra o y arena.
Esta tarea es la primera vez que se hace desde que la balsa se llenó por primera vez en junio del 2002, hace ahora algo más de seis años, según informaron desde Aguas del Júcar S.A., que explicaron que este tipo de limpieza no se ha realizado debido a las quejas por el mal sabor y olor del agua, -algo que se quiere corregir instalando nuevos filtros de carbono-, sino que es una labor propia del mantenimiento de la infraestructura de abastecimiento.
Y es que acometer estos trabajos no resulta nada fácil. Antes de empezar con la limpieza, es imprescindible dejar la balsa sin una gota de agua, algo complicado teniendo en cuenta sus dimensiones. Su capacidad es de 980.000 metros cúbicos de agua, casi 1 hectómetro, cantidad dicen más que suficiente para dar de beber a las 165.000 almas que viven en la ciudad durante más de un mes.
Así, para empezar a dejarla vacía, durante todo el mes de julio se estuvo tomando agua de la balsa. La última lámina de agua, de 40.000 metros cúbicos, tuvo que ser bombeada, faena con la que se terminó el 5 de agosto, día en el que se comenzó con la limpieza. El hecho de que la balsa haya tenido que ser vaciada completamente no ha afectado al suministro de agua desde el Júcar a la ciudad ya que, según explicaron desde Aguas del Júcar, se ha utilizado una conexión directa entre el trasvase Tajo-Segura y la planta donde se potabiliza el agua de Albacete.
Ahora, una vez completada su limpieza, la balsa volverá a llenarse hoy mismo, aunque según explicó hace un par de días el concejal de Sostenibilidad, Ramón Sotos, «es posible que esperemos 10 ó 15 días a completar el llenado, a la espera de el agua que llegue sea de mejor calidad».
Garantía de suministro
La balsa es una pieza fundamental de la infraestructura que el Ministerio de Medio Ambiente construyó en 2002 para empezar a suministrar a Albacete agua del Júcar. El líquido elemento llega a nuestra ciudad procedente del embalse de Alarcón, a través del trasvase Tajo-Segura. Al paso del canal por Los Anguijes, se abrió una toma en el trasvase, desde donde se traslada el agua a la balsa de regulación, situada a unos tres kilómetros de esta pequeña población.
Desde este punto, el agua recorre 12 kilómetros de tuberías, hasta llegar a la Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP), en la vieja carretera de Pozohondo, ya muy cerca de la capital, donde el agua se trata antes de entrar en los grifos de los hogares de los albaceteños.
La balsa comenzó a excavarse en el año 2000 y el 19 de junio del 2002 entró en ella la primera gota de agua del Júcar. Gracias a esta balsa de almacenamiento, la ciudad tiene garantizado su abastecimiento en caso de que en un momento dado el agua no pudiese llegar a la ciudad por el canal del trasvase Tajo-Segura, por razones de reparación o limpieza, entre otras.