El geógrafo Enrique Moltó, del Instituto de Geografía de la Universitat d’Alacant (UA), consideró ayer que la «mala» ordenación del territorio y la suciedad acumulada en los cauces de los ríos de la Marina Alta y Baixa fueron dos factores «clave» en las inundaciones que se registraron el pasado viernes en esa zona. Moltó lamentó la proliferación de urbanizaciones en cauces fluviales a lo largo de los últimos años e insistió en la escasa limpieza que realizan las administraciones en los barrancos. No obstante, matizó que un fenómeno meteorológico como el del viernes es «difícil» de combatir. Aunque, eso sí, en caso de que los cauces hubiesen estado impolutos, «se podrían haber minimizado los efectos de la gota fría», agregó.
Los afectados por el temporal, los alcaldes de los municipios más devastados y diferentes representantes de la Generalitat han refrendado durante el fin de semana la idea de que los cauces «no estaban limpios» y han culpado, al menos en el caso del Consell, a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) por su «escaso» mantenimiento.
El conseller de Medio Ambiente, José Ramón García Antón, derivó todas las responsabilidades al respecto al Ejecutivo central y lamentó que durante el temporal «se pudo ver mucha suciedad en los puentes y por donde se desbordó el agua». El ministro de Trabajo, Jesús Caldera, que el sábado visitó las poblaciones más damnificadas junto a su homólogo de Sanidad, Bernat Soria, replicó las críticas de García Antón. El titular de Trabajo aseguró que la CHJ ha multiplicado sus esfuerzos de limpieza de cauces en los últimos años, aunque defendió la imposibilidad de acometer «podas absolutas de todo tipo de vegetación » por motivos técnicos y de respeto al medio ambiente.
El presidente de la Confederación, Juan José Moragues, también rebatió a García Antón y le acusó de mentir. «Él sabe perfectamente que no es cierto lo que ha dicho. Sabe que no tiene razón», insistió ayer el máximo responsable del organismo dependiente del Ministerio Medio Ambiente. Moragues recalcó además que desde que el PSOE gobierna el país, las inversiones en los cauces de la demarcación del Júcar se han multiplicado «muchísimo». Casi por 10, según acertó a recordar. «Lo que no se puede obviar es el esfuerzo inversor del Gobierno», concluyó. Al margen de la polémica por la suciedad en los cauces fluviales, la tormenta del viernes habría causado también estragos pese a que éstos estuvieran limpios, según Moltó. La «inusual» confluencia de una serie de factores meteorológicos fue la causa de la tercera tromba de agua que se registra en la provincia en apenas un mes. «Hubo un embolsamiento de aire frío muy bien definido en altitud. Era pequeño en dimensiones pero con una capacidad energética muy grande», avanzó el geógrafo. Y prosiguió: «Lo que motivó que se descargara tanta agua fueron las rápidas ráfagas de viento del nordeste que provenían desde mar adentro. Cuando ese viento cálido llegó a las montañas salió disparado hacia arriba y chocó contra el embolsamiento de aire frío». Sobre esta polémica, ayer el alcalde del Verger, Miguel González, insistió en que, bajo su criterio, el cauce del río Girona no se ha limpiado. «Quien diga lo contrario, miente», señaló mientras recordaba que «sólo dentro del casco urbano» se han realizado labores para retirar la vegetación.
Precisamente ayer el Comisario de Aguas de la CHJ, Manuel Alcalde, anunció que a partir de hoy se destinará personal para limpiar los cauces de maleza, desperdicios y enseres arrastrados por la riada. En algunos puntos todavía quedan vehículos y grandes elementos que podrían impedir el paso del agua en caso de nuevas lluvias.