Dieciocho meses sin lluvia en Cataluña han bastado para desatar una nueva guerra del agua (del Ebro al Tajo y vuelta a empezar) entre políticos de ideología supuestamente afín y un variado surtido de comunidades autónomas.
Mientras cinco millones de habitantes del área metropolitana de Barcelona se preguntan si deben hacer provisión masiva de bidones en sus hogares, otro enigma crece en las trincheras de los despachos: ¿hay solución para la peor sequía sufrida en Cataluña en los últimos 60 años? A continuación, algunas algunas pistas para no perderse en este nuevo campo de batalla:
¿POR QUÉ FALTA AGUA EN BARCELONA?
No es sólo que no ha llovido. La sequía en Cataluña es igual de grave que la de otros lugares de España (las cuencas internas catalanas están tan vacías como la del Júcar). El problema es que los ríos que abastecen Barcelona tienen muy poca capacidad y, por tanto, las reservas disponibles son menores que en otras regiones. Todo apunta a que se ha producido, además, una falta de previsión.
Según las fuentes consultadas, si las desaladoras que está construyendo la Generalitat -la del Llobregat y la ampliación de la del Tordera- hubieran estado terminadas a tiempo, ahora habría reservas. El Departamento de Medio Ambiente reconoce que las obras, que son responsabilidad sólo de la Generalitat, llevan un retraso de unos cuatro meses. La fecha prevista para que la desalinizadora del Prat de Llobregat se ponga en marcha es la primavera de 2009.
¿CUÁNTAS RESERVAS QUEDAN?
Los embalses catalanes están al 20% de su capacidad. Por debajo del 15% el abastecimiento es dudoso. Si no llueve, las restricciones para el consumo comenzarán después de este verano.
¿CUÁNDO EMPEZÓ EL ‘GOVERN’ A TOMAR MEDIDAS CONTRA LA SEQUÍA?
Las reservas de agua en Cataluña son mínimas. (EFE)
A principios de diciembre, con los embalses catalanes al 30% de su capacidad, sonaron las alarmas, pero no fue hasta el 8 de enero cuando empezaron a aplicarse reducciones en las dotaciones de riego. A mediados de ese mes se repartieron difusores domésticos entre la población para reducir el consumo privado.
¿PUEDE UNA COMUNIDAD AUTÓNOMA DECIDIR SOBRE LOS TRASVASES?
No, si afectan a cuencas intracomunitarias, como pasa con el del Segre. En ese caso, el Gobierno central es el que decide, conforme a lo dispuesto en el artículo 14 del Plan Hidrológico Nacional (PHN). Si son trasvases por debajo de cinco hm3 anuales, basta con que los apruebe el Consejo de Ministros.
Por encima de esta cifra, requieren una norma con rango de ley y los correspondientes trámites parlamentarios. Esto significa que, de haber dado el Gobierno el visto bueno a esta infraestructura, no estaría aprobada hasta dentro de un año como mínimo. Y la Generalitat ha dicho que quiere empezar las obras a mediados de este mes de abril.
¿EN QUÉ CONSISTE LA OBRA DEL SEGRE?
La Generalitat propone tomar agua del Segre, afluente del Ebro, desde Isòvol, un pequeño municipio de Gerona en la margen derecha del río. Se utilizaría una galería de servicio del túnel del Cadí, que conecta desde 1984 las comarcas del Alt Urgell y la Cerdanya. El consejero de Medio Ambiente, Francesc Baltasar, cree que puede utilizarse esa infraestructura para llevar el agua hasta el río Gréixer, afluente del Llobregat, a unos 14 kilómetros de Isòvol.
Ello contribuiría a aumentar el nivel de agua del embalse de La Baells, uno de los tres que abastecen el área metropolitana de Barcelona. Como mucho, la transferencia de agua del caudal del Segre será de 1,5 m3 por segundo. Así, el caudal del río leridano conservaría un mínimo de 1,1 m3 por segundo. Toda la operación se llevaría a cabo después de la temporada de riego.
¿POR QUÉ SE DICE QUE NO ES UN TRASVASE?
Para convencer al Ejecutivo central y para no contradecirse con su reiterada oposición al derogado trasvase del Ebro, el Govern argumenta que el del Segre no es realmente un trasvase, sino una ‘captación puntual, temporal, desmontable y reversible’ de agua que se mantendría por un máximo de ocho meses (cuando previsiblemente estaría lista la desaladora de El Prat). «Es un trasvase en toda regla, porque es desviar agua de una a otra cuenca», objetan en el Ministerio de Medio Ambiente.
¿QUIÉN ESTÁ A FAVOR Y QUIÉN EN CONTRA?
La Generalitat lo defiende. Es decir, lo apoyan los socialistas catalanes, los republicanos e incluso los ecosocialistas de ICV. El Gobierno central, también socialista, se niega en rotundo, bajo el argumento de que los trasvases son perjudiciales para el medio ambiente y sólo se debe recurrir a ellos ‘en el último extremo’.
A este ‘último extremo’ se acogen el PSC y ERC -contrarios a los trasvases- para justificar su cambio de postura. CiU, en la oposición, aún recuerda cómo su apoyo en primera instancia al PHN le produjo una enorme fuga de votos, así que ha calificado el del Segre de un ‘atentado ecológico’ y, a cambio, pide que se contemple el trasvase del Ródano, una vieja propuesta de la federación.
En el PP pasa algo parecido: «Somos partidarios de traspasar agua a las cuencas deficitarias, pero estamos contra el trasvase del Segre porque es coger agua de la cabecera del Ebro, algo que limita su capacidad de excedente y que no se hace en ninguna parte. Además, tampoco se han hecho estudios medioambientales, se quiere hacer a la brava».
Ciudadanos también es contrario a este trasvase, aunque no se opone a este tipo de operaciones en situaciones de emergencia. El Gobierno socialista de Aragón, así como el resto de los partidos de esta comunidad, también han criticado rotundamente esta propuesta, apelando a que su Estatuto no lo permite. De la misma forma piensan en Castilla-La Mancha, mientras que en Murcia y en la Comunidad Valenciana aprovechan para pedir que se resucite el derogado proyecto del Ebro. Los regantes no se oponen.
¿QUÉ OTRAS SOLUCIONES HAY?
¿Qué otras soluciones hay? Como solución de emergencia, se llevará agua en barco desde la desaladora almeriense de Carboneras (a pesar de que la Generalitat tendrá que pagar por ella 10 veces más que lo que le costaría el trasvase del Segre). Asimismo, se trasladará agua desde Tarragona y Marsella. El Gobierno ha reconocido que estas medidas son ‘complementarias’ y ha recomendado recurrir a los bancos públicos de agua.