Iberdrola, Endesa y Unión Fenosa mantienen operativas varias centrales hidroeléctricas reversibles en al menos cinco cuencas hidrográficas y tienen planeado multiplicar su capacidad a corto y medio plazo. Endesa cuenta con 2.352 megavatios instalados, la mayoría de ellos en emplazamientos próximos a centrales nucleares o cerca de las planificadas que nunca llegaron a terminarse. Los proyectos en cartera, según Baldomero Navalón, director de producción de Iberdrola para España y Portugal, son: la ampliación de la Muela (Júcar), con otros cuatro grupos de turbinas en caverna de 840 megavatios; otros tres grupos con un total de 750 megavatios en San Cristina en el río Sil, y 166 más en San Esteban II, también en el Sil, en la cuenca del Norte.
«Nosotros hemos dicho que el boom de las energías renovables -sobre todo la eólica- conlleva poca garantía de suministro, por eso consideramos necesarias este tipo de presas reversibles. En un minuto o minuto y medio puedes inyectar al sistema la capacidad de una central nuclear», afirma Navalón. «El ministerio se ha dado cuenta de que no consumen agua al formar parte de un circuito cerrado, y no tienen afección ambiental porque no hace falta construir nuevas presas».
Grupos en Andalucía
Agustín Meseguer, director de producción hidráulica de Endesa, está en sintonía con la propuesta de Medio Ambiente porque «creemos en ella». Endesa dispone de grupos reversibles en Sevilla (cuenca del Guadalquivir) y Málaga diseñados para atender la demanda energética de estas poblaciones cuando no disponían de otras fuentes alternativas. Ahora construyen cuatro grupos en Moralets de 400 megavatios y proyectan otro de 600 megavatios junto al embalse de Negratín, en la cabecera del Guadalquivir. Meseguer cree que este tipo de centrales «deberían estar potenciadas por el Ministerio de Industria».
Unión Fenosa tiene en tramitación 300 megavatios junto a la central Belesar en el Miño y proyectan 600 más en los próximos cinco años, según Santiago Baz, director de generación térmica e hidráulica. A Baz le gustaría que las cosas fueran más deprisa. «Queremos reducir el CO
2 y tenemos muchos parques eólicos, pero si no almacenamos la energía estamos perdidos. El sistema no es capaz de absorberlo todo».