Las asociaciones Ecologistas en Acción y Sociedad Albacetense de Ornitología han dado a conocer su postura favorable a la conservación y protección, como zonas húmedas, de las áreas anegadas por los ríos Lezuza y Jardín.
A raíz de las quejas de agricultores cuyas tierras se ven afectadas por estas inundaciones temporales -son zonas que se cultivan la mayor parte del tiempo, cuando el agua se pierde antes de llegar hasta ellas-, indican los ecologistas que «el río vuelve en gran parte a ocupar las zonas de influencia y de dominio público hidráulico que de una u otra manera se le habían arrebatado durante décadas».
«Añaden que «estos ríos endorreicos, que no tiene salida y que en gran medida están reconducidos artificialmente, formaban un gran complejo lagunar, en la actualidad desaparecido», y que verían como positivo «emprender acciones que lleven a la recuperación», aunque lo ven difícil a causa de la sobreexplotación del acuífero.
Estas dos organizaciones albacetenses creen que la solución es fácil: «no entendemos la polémica creada ya que sería relativamente fácil solucionarlo, comprando o expropiando los terrenos encharcados, en el caso del río Lezuza, y que no supondrían un coste elevado para la administración».
Explican que «el mantenimiento de estas lagunas serviría para ir infiltrando el agua lentamente al acuífero además de servir de zona de laminación en régimen de fuertes avenidas y de crear un importantísimo ecosistema, del que podemos dar testimonio ya que este año han anidado un sinfín de aves, entre ellas más de 40 ejemplares de canasteras y otras aves acuáticas».
Defienden igualmente «el mantenimiento de la vegetación, tanto palustre como de ribera, a lo largo de todo el cauce supondría una laminación natural y el incremento de una paulatina infiltración hacia el acuífero».
Vertido
Rechazan el vertido que, afirman, «ya se está haciendo con parte del agua, a las llamadas ‘simas’, que no son otra cosa que puntos de conexión entre los sistemas lagunares antiguos y el acuífero, que por su puesto se encontraba muy somero, cosa que no sucede en la actualidad por la sobreexplotación del mismo, y que son similares a los conocidos Ojos del Guadiana».
También rechazan «la perforación de pozos en los márgenes del río y otras medidas tendentes a hacer desaparecer las láminas de agua, como si el objetivo final fuese verter cuanto antes las mismas al acuífero renunciando a los ecosistemas que las aguas superficiales crean y que a la vez mantienen paisajes de vida».
Piden que se trabaje para esa recuperación, señalan que «las 12 hectáreas en cuestión son algo insignificante frente a los miles de hectáreas destruidas en urbanizaciones ilegales, infraestructuras y zonas de influencia, etc., que curiosamente nadie denuncia y lo da por bueno».