El año que ha empezado augura un ejercicio de bonanza hidrológica. Según los partes semanales del estado de los embalses, del Ministerio de Medio Ambiente, las reservas en las infraestructuras valencianas alcanzaron en enero su mayor volumen en los últimos doce años. Y sucede tanto en la cuenca del Júcar, que abarca la mayor parte de la geografía valenciana, como en la del Segura, que cubre el sur de Alicante.
En la actualidad, los pantanos de la Confederación Hidrográfica del Júcar acumulan 1.323 hectómetros cúbicos de agua embalsada, lo que supone el 39,7% de la capacidad total. En el caso de la del Segura, sumando la aportación del trasvase desde el Tajo, el dato se sitúa en 450 hectómetros cúbicos, el 39,4% del total. En ambas cuencas hay que bucear hasta 1998 para hallar un volumen embalsado en el mes de enero tan elevado. Y eso que hace una década ambos sistemas tenían menos capacidad de embalse.
Lo mismo sucede en los principales pantanos de la Comunitat. Alarcón, que junto a Contreras y Tous suministran el agua a 1,5 millones de habitantes del área metropolitana de Valencia, tiene una reserva de 278,2 hectómetros cúbicos, cuando un año antes apenas llegaba a 138. También ha pasado en Contreras (de 150 a 246), en Benagéber (de 146 a 201 hectómetros cúbicos) y en Tous (de 122 a 146).
«La cuenca del Segura se encuentra en una situación que no ha tenido en años. Tampoco hay problemas en la cabecera del Tajo (de donde se ‘coge’ el caudal del Tajo-Segura), por lo que hay agua excedentaria y trasvasable», señala José Manuel Claver, presidente de los regantes del Tajo-Segura.
«Con arreglo a la regla de explotación, no tiene por qué haber problemas para trasvases para abastecimiento y regadíos. Otra cosa son las decisiones políticas», sentencia, en relación a la reducción de los aportes debido a obras de urgencia en Albacete, una explicación que no satisface a los regantes.
Pese a los buenos datos, que auguran una «campaña de tranquilidad en el manejo del agua», en palabras del experto Francisco Cabezas, la vertiente valenciana sigue siendo deficitaria. Ni con los mejores registros se supera la mitad de la capacidad de los pantanos. Cabezas añade que es una situación normal que entra dentro de la «variación hidrológica», pero que destaca tras los años de sequía, que causaron «tensiones en el reparto».
«La cantidad de agua que acumulan Contreras, Alarcón y Tous no se alcanzaba desde hace años», explica el representante de la Unión Sindical de usuarios del Júcar, Juan Valero de Palma. «Con una primavera normal, la situación actual nos puede garantizar tanto el ejercicio de 2010 como el de 2011», añade.
En la zona de influencia del Vinalopó la lluvia no es tan determinante. El motivo es que se trata de un río sin embalsamientos y un ámbito que se nutre de los acuíferos, por lo que precisa de aportaciones artificiales, que llegarán con la desalinización o con el Júcar-Vinalopó. «Sufrimos un déficit estructural que no se soluciona con un año bueno de lluvias. Este, en lugar de tener un déficit de 160 hectómetros, será de 140. Y ni con el trasvase y la desalinización se podrá cubrir. La única solución es el trasvase del Ebro», en palabras de Andrés Martínez, de la Junta de Usuarios del Vinalopó.
José Pascual, presidente de la Federación de Regantes de la Comunitat (Fecoreva), apunta a que el aumento de las reservas tiene que ver con la modernización de los regadíos. «Sin duda se ha notado. Los regantes de la Comunitat han pasado de utilizar 15.000 metros cúbicos por hectárea/año a 8.000 o 9.000. Incluso en algunas zonas se ha bajado hasta 5.000. Regamos más hectáreas que otras comunidades que tienen más agua», sentencia.