La Junta Central de Usuarios del Trasvase Júcar-Vinalopó ha llegado a un principio de acuerdo con el Ministerio de Agricultura para tratar de desbloquear el trasvase que lleva acabado más de un año y sin uso, por el conflicto que mantenían regantes y la Confederación Hidrográfica del Júcar por la calidad del agua. La primera medida será la distribución de los 9 hm3 de agua almacenados más de un año en el embalse de San Diego (Villena), y que se repartirán durante 25 semanas para el riego de árboles frutales, viñedos y cereales. El caudal sirve para estos cultivos, que no para el riego de las hortalizas.
El embalse costó 15 millones de euros pero se le han detectado filtraciones por la falta de mantenimiento y defectos en la ejecución de la obra, según ha admitido el ministerio a los regantes. La infraestructura ha perdido ya, por este motivo, tres hectómetros cúbicos. El presidente de la Junta Central, Andrés Martínez y la nueva presidenta de la Confederación del Júcar, María Ángeles Ureña, acordaron el miércoles crear una comisión de trabajo para definir los pasos a seguir para aprovechar el trasvase.
Sobre la mesa tres posibles soluciones: la construcción de una segunda toma en la zona de Antella, recuperar la captación de los caudales en Cortes de Pallás y la instalación de un potabilizadora del agua para tratar los caudales de Cullera, donde persisten los problemas de calidad del agua. «Una negociación sin ningún tipo de sectarismos y hablando claro y escuchando a los técnicos», subrayó ayer Andrés Martínez. El presidente de los usuarios considera que «en un momento de sequía como el actual no podemos permitir que se siga perdiendo agua en San Diego, pero eso no quiere decir que vayamos a aceptar cualquier cosa, que quede claro. Nos opusimos al rodillo del PSOE y nos opondremos al del PP si no hay un diálogo técnico y con los datos sobre la mesa».
La Universidad de Alicante detectó a principios de año, analizando informes de la Confederación del Júcar, la reaparición de restos de pesticidas y materia fecal en el Azud de la Marquesa, punto de toma del agua del trasvase Júcar-Vinalopó, y alertó de que la situación era grave porque la presencia se produce cuando más caudal de agua bajaba por el río. El catedrático Antonio Rico, miembro del Instituto Universitario de Geografía sostiene, en este sentido, que es inadmisible que Alicante acepte ese caudal y recuerda que el propio Ministerio de Medio Ambiente rechazó en 1988 un proyecto de trasvase Júcar-Vinalopó que arrancaba en Cullera.
El estudio del catedrático alerta, además, de que con el avance de la sequía las sueltas de agua al cauce desde el embalse de Tous disminuirán y aumentará, por tanto, el porcentaje de agua residual depurada (42 hm3 al año), que vierten en el río las 42 depuradoras de la provincia de Valencia cuya agua no es apta para el riego de hortalizas en base al Real Decreto 1620/2007.
Para Antonio Rico, «en estos momentos, además de la calidad del agua, resulta urgente abrir un debate sobre la viabilidad económica de un trasvase que obliga a un bombeo del caudal de 770 metros. No hay agricultor en España que pueda pagar el coste». Según destaca el informe del profesor Antonio Rico, la aparición de pesticidas y plaguicidas que llegan al Júcar como retornos de riego no se puede corregir. Y de hecho, a pesar de que los caudales circulantes durante los dos últimos años en el Azud de la Marquesa han sido muy superiores a la media, y a lo que es habitual, siguen apareciendo. «Cuando avance la sequía la frecuencia de aparición será mucho mayor. Al disminuir la dilución de los retornos con agua limpia y de calidad soltada en Tous», asevera Rico.