Los regantes del campo del Júcar, en cuyo nombre -entre otros argumentos esgrimidos por el PSPV y la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona- se modificó en 2005 el trazado original del trasvase por el que actualmente se encuentra en ejecución, no se opondrían a la construcción de una toma intermedia al margen de la que se ejecuta en la desembocadura.
Según fuentes del sector consultadas por ABC, el colectivo de regantes del Júcar vería con buenos ojos la construcción de esta toma, también en el cauce bajo del río pero a una altura suficiente como para evitar la contaminación del azud de la Marquesa. Asimismo, esta toma reduciría considerablemente otros problemas derivados del nuevo trazado, como superar la elevación del terreno, entre otros.
Durante el verano de 2005, en pleno debate sobre un recién planteado cambio de trazado, el PSPV logró romper la unidad de acción de los regantes, y el campo valenciano se posicionó a favor de la toma en Cullera, en lugar de en Cortes de Pallás, bajo la premisa de que cauce arriba «no había sobrantes que trasvasar».
Sin embargo, según las mismas fuentes, los regantes del Júcar avalarían la construcción de una toma intermedia, deseada tanto por la Junta Central de Usuarios del Vinalopó como por el Consell, con lo que se eliminaría de un plumazo la oposición de los donantes y de los supuestos receptores.
El azud de Antella
Una vez constatada la firmeza de la postura del Ejecutivo, reforzada con el aumento de financiación de fondos europeos para la infraestructura, el Consell se ofreció al Gobierno hace apenas unas semanas para construir, con financiación autonómica, una segunda toma compatible con la primera, en el azud de Antella.
El entonces conseller de Infraestructuras, José Ramón García Antón, indicó que el Ejecutivo valenciano estaría dispuesto a construir esta toma intermedia -sin modificar el resto del trazado finalmente aprobado-, para garantizar la calidad de los caudales a trasvasar. En este sentido, García Antón aseguró que el agua del azud de Antella sería incluso aprovechable para el asbatecimiento urbano, algo que no sucede en la desembocadura del Júcar debido a su elevada conductividad y contaminación.
No obstante, la respuesta socialista fue inmediata, y desde el PSPV se acusó al Consell de «abrir nuevos frentes» a costa del trasvase, mientras el PPCV replicó que la toma propuesta por el Gobierno autonómico era la única que garantizaba la superación del problema endémico de carencia de recursos hídricos en el campo de Alicante.
Bacterias
En este sentido, conviene recordar que según un estudio elaborado por la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), dependiente del Ministerio que dirige Narbona, el agua que se pretende trasvasar desde el azud de la Marquesa no podrá utilizarse ni siquiera para riego, por su elevado contenido en bacterias y fitosanitarios. Asimismo, el actual proyecto de trasvase no contempla ningún tipo de tratamiento para desinfectar el agua.
Pese a ello, las obras del tramo C, en la desembocadura del Júcar, se dieron por iniciados a finales del pasado mes, tras sucesivas licitaciones y adjudicaciones. Precisamente, la Junta de Usuarios del Vinalopó -que aglutina a los destinatarios de un trasvase al que se oponen frontalmente- ha iniciado la preparación de una reclamación patrimonial a Medio Ambiente, por valor de los más de 750.000 euros de gastos derivados de la apertura del crédito sindicado -de 75 millones de euros- para pagar su parte del trazado original, a los que cabría sumar los costes derivados del retraso en las obras. Si el Gobierno no responde, lo llevarán a los tribunales