Los regantes del Segura estaban sobre aviso. Han vuelto de Madrid con una mano delante y otra detrás tras comprobar que no recibirían ni una gota de agua de la cabecera del Tajo en los próximos tres meses. Sólo si llueve en abundancia se podría conceder un riego de socorro en junio. La prioridad absoluta son los abastecimientos a la población, y en este sentido la Comisión Central de Explotación del Acueducto Tajo-Segura propuso ayer al Consejo de Ministros el envío de 36 hectómetros cúbicos para 2,5 millones de habitantes de Murcia, Alicante y Alicante, y de otros 3 hectómetros para varias poblaciones de Almería. Es el máximo que permiten ahora las reglas de explotación.
Como telón de fondo, el río Ebro está experimentando una nueva crecida con caudales de hasta 1.500 metros cúbicos por segundo; mientras que en el País Vasco están aliviando los pantanos. El director general del Agua, Jaime Palop, zanjó el debate sobre el Trasvase del Ebro, ya que a su juicio las periódicas crecidas de este río no justifican técnicamente las transferencias de agua a otras cuencas. Sí reconoció que la Generalidad de Cataluña ha solicitado que se deriven aguas de los ríos Segre al Llobregat, entre otras medidas.
Disputa por desalinizar
La decisión de la Comisión Central de Explotación, controlada por el Ministerio de Medio Ambiente y presidida por Jaime Palop, desencadenó ayer otra catarata de reacciones entre las comunidades afectadas. Mientras que el gobierno de Castilla-La Mancha advirtió de que no tolerará ningún trasvase que no sea para beber, y que se deben limitar los usos recreativos; el Ejecutivo murciano criticó que después de cuatro años se sigan produciendo trasvases cero para los regadíos y que no haya «soluciones reales» para el déficit de la cuenca del Segura.
La reunión acogió una agria discusión a cuenta de la construcción de plantas desalinizadoras, a raíz de las noticias publicadas en los últimos días por La Verdad reflejando los enfrentamientos entre los gobiernos de Murcia y Valencia con el Ministerio de Medio Ambiente. El director general del Agua de Castilla-La Mancha, José Fernando Ortega, reprochó que las comunidades gobernadas por el PP en el Levante estén boicoteando la construcción de desalinizadoras, en alusión a la planta de Torrevieja y a las conducciones de Escombreras. El director general del Agua de Murcia, Miguel Ángel Ródenas, culpó a la Confederación Hidrográfica de que no conceda el permiso para instalar las tuberías de distribución. En ese punto intervino el director técnico de la Confederación, Joaquín Ezcurra, para recordar que la desalinizadora que apoya el Gobierno murciano no cumple con los requisitos de legalidad.
Verano con problemas
El Gobierno de Castilla-La Mancha no oculta su impaciencia por el desarrollo del Programa Agua del Ministerio, centrado en la construcción de desalinizadoras. Considera que va lento. El Ejecutivo de José María Barrera defiende que la desalinización quitará la hipoteca sobre la cabecera del Tajo y facilitará la liquidación del acueducto. Una visión que no es compartida de forma oficial por el Ministerio y el Gobierno central, que han mantenido hasta ahora que no se cambiará agua del trasvase por agua desalinizada.
Con la propuesta de ayer, que deberá ratificar mañana el Consejo de Ministros, los abastecimientos del Sureste están garantizados hasta julio. A partir de ahí no las tienen todas consigo y podría haber restricciones, a menos que mejoren las reservas de la cabecera del Tajo y se pongan en marcha las dos nuevas desalinizadoras de Alicante y Cartagena.
Jaime Palop explicó ayer que en estos momentos no es posible habilitar agua para el regadío. La Comisión se reunirá de nuevo antes del 2 de junio para estudiar la situación en la cabecera del Tajo y ver si es posible autorizar un envío de socorro para la agricultura, en función de las lluvias, informa Efe. Recordó que abril y mayo suelen ser lluviosos en la zona. En cuanto a la situación de sequía que afecta a algunas zonas del país, Palop indicó que se trata «de la peor desde 1912, ya que estamos en el cuarto año». Además del Segura y la cabecera del Tajo, señaló que las cuencas internas de Cataluña tienen problemas. También hay dificultades para el regadío en el Guadalquivir. En parte del Ebro se está saliendo de la sequía.