Los regantes alicantinos se resisten a dar por perdido el trasvase Júcar-Vinalopó, pese al —al menos, en apariencia— escaso interés que viene mostrando el Gobierno central por rentabilizar una infraestructura en la que ha invertido 303 millones de euros y que no cuenta, a día de hoy, con usuarios.
Según ha podido saber este periódico, la Junta Central de Usuarios del Vinalopó-Alacantí ha hecho llegar a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) una propuesta técnica y legal para salvar el obstáculo de la mala calidad del agua en la toma —en el Azud de la Marquesa, al final del cauce del Júcar— sin tener que
Negociación directa
Esta fórmula permite a las comunidades de regantes el intercambio y la cesión directas de derechos sobre el agua de regadío que tienen asignados. Así, una comunidad con excedentes de agua puede negociar la cesión de sus sobrantes a otra con déficit, a un precio convenido entre las dos partes.
De esta forma, los regantes alicantinos podrían utilizar el agua de la toma en el Azud de la Marquesa —a través de un convenio, todavía inexistente, con la CHJ— cuando los niveles bacteriológicos lo permitiesen, y recurrir a la compra de agua a los regantes del Júcar (no solo de Valencia, sino también de Albacete) a través de la toma en Cortes de Pallás en caso de necesidad.
Búsqueda de consenso
No es la primera vez que los regantes alicantinos proponen al Gobierno soluciones alternativas para permitir que el agua del Júcar-Vinalopó pueda destinarse al riego. No obstante, ninguna de ellas ha recibido respuesta hasta la fecha. La apuesta por los «bancos de agua» está sobre la mesa del Ministerio de Medio Ambiente desde el pasado 25 de julio, según ha podido saber ABC.
No obstante, las fuentes consultadas se muestran esperanzadas en que la nueva alternativa sea finalmente tomada en consideración. En este sentido, calculan que el más que previsible cambio en el Gobierno central el próximo 20-N y la voluntad del PP de recuperar el consenso del Plan Hidrológico Nacional (PHN) de 2001 —parcialmente derogado por el PSOE— podrían hacer prosperar su iniciativa.
En cualquier caso, los potenciales usuarios del Júcar-Vinalopó consideran que la solución de la toma adicional en Cortes de Pallás precisa también del visto bueno del PSPV, para no reeditar el enfrentamiento territorial abierto en el año 2005 entre regantes alicantinos y valencianos —y alentado por los socialistas— a cuenta del nuevo trazado propuesto por Narbona.
Sin sobrecoste
Los usuarios del Vinalopó consideran que su propuesta cuenta además con otro punto a su favor: al contrario que la potabilizadora prometida por el secretario de Estado de Agua, Josep Puxeu, y nunca proyectada por la falta de consignación presupuestaria, la toma adicional supondría un coste mínimo para obtener agua de la misma calidad.
En este sentido, cabe recordar que cuando Narbona paralizó las obras del trasvase original, la toma en Cortes de Pallás y parte de su canalización estaban ya terminadas. Así, solo restaría conectarla al trazado actual. Asimismo, el envío de agua desde el interior de Valencia implica menos estaciones de bombeo que desde Cullera, lo que abarataría el coste energético del caudal trasvasado.
En cuanto a la cuestión legal, la misma propuesta establece un protocolo de actuación que prima la toma del Azud de la Marquesa, al final del río, y establece que solo se tomarían sobrantes —y, en el caso concreto de Cortes de Pallás, cuando se alcanzase un acuerdo con los regantes del Júcar propietarios de los derechos—. Para ello, los usuarios alicantinos proponen crear una comisión de explotación específica entre la CHJ y el Ministerio.