J. Sierra | valencia La planificación hidrológica comienza a torcerse y ser ineficaz cuando llega al ámbito de la política. Al menos en eso coinciden los usuarios del Júcar y los del Vinalopó, que ayer participaron en Valencia en un debate sobre los conflictos del agua en la Demarcación del Júcar convocado por el Aula Cavanilles de Acció Ecologista-Agró y la Real Sociedad Económica de Amigos del País.
Juan Valero de Palma, secretario general de USUJ, habló incluso de «contaminación política» y dijo que técnicos y usuarios han hecho grandes aportaciones a la resolución de conflictos hídricos durante la elaboración de los planes hidrológicos de 1998 y 2013, que terminaron «estropeándose» al llegar al ámbito político.
«Es fácil despertar pasiones y movilizar sentimientos en torno al agua y se ha hecho con éxito electoral pero las elecciones son cada cuatro años, los políticos se van y los conflictos se quedan», subrayó el también secretario de la Acequia Real del Júcar.
Juan Valero de Palma dijo que los dos planes hidrológicos se han malogrado en la última fase, «con presidentes autonómicos llevándolo a su terreno y un ministerio que a veces se limita al papel de simple espectador».
Vicente Richard Díaz, director técnico de la Junta Central de Usuarios del Vinalopó defendió la planificación hídrica que se realiza en España «quizá atraviesa su mejor momento», dijo «aunque empieza a fallar cuando llega a algunas instituciones y colapsa en la política».
El representante del Vinalopó volvió a expresar el rechazo a la toma del azud de la Marquesa y lo justifico en los elevados costes energéticos del bombeo. Richard recordó que en el Plan de 1998 existía un acuerdo «y consenso» por 80 hectómetros cúbicos a 16 céntimos el metro cúbicos y lamento que 27 años después del primer proyecto de trasvase en 1987 «todavía nos digan que están estudiando a cuánto va a costar el agua».
Teodoro Estrela, actual jefe de la Oficina de Planificación Hidrológica de la CHJ defendió la gestión realizada por la administración hidráulica en España y los efectos positivos del plan de 1998. El ingeniero destacó que el citado plan había dado «solución» al problema de las extracciones masivas en el acuífero de la Mancha Oriental, un conflicto «clave» para la gestión de la cuenca del Júcar.
Sobre el nuevo plan, destacó la incorporación de parámetros ambientales y el incremento de la participación pública en su elaboración. Sobre la Albufera dijo que había un incremento «sustancial» de los recursos asignados en el anterior plan y resaltó la «solución» a los usos actuales del agua en el Vinalopó que supone el trasvase.
Willy Colón, representante ecologista, manifestó que el plan de 2013 había caído en los mismos «errores» que el de 1998, «repartiendo un agua inexistente» y aunque admitió avances en la participación pública dijo que todavía eran «insuficientes».
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