LUISA | PASTOR
Día 26/03/2014
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EL Consejo Nacional del Agua aborda hoy el plan del Júcar y mañana la Diputación presentará la gran obra del Patrimonio Hidráulico de la provincia, una voluminosa investigación que nos permite exhibir nuestra fuerza como provincia ligada a la historia del agua. A lo largo de sus tres volúmenes, se puede afirmar con rotundidad que esta provincia ha sabido hacer de la escasez, virtud. Un hecho que entronca con la fase final del Plan del Júcar y del futuro PHN. Las conversaciones entre Ministerio, Consell y regantes se encuentran en un punto delicado, por cuanto los esfuerzos de unos y otros nos dejan en el umbral de la desesperanza. Podríamos decir que corremos el riesgo de hacer de esa escasez una realidad sorda que obvia la historia, la ciencia, los datos y las necesidades. Las demandas firmes no son caprichosas y la Diputación ha dejado sobre la mesa acuerdos y propuestas asumibles. El Júcar-Vinalopó lo venimos solicitando los alicantinos desde 1420.
Alicante es la cuarta provincia en población de España. De los dos millones de habitantes, la mitad se ven afectados en el ámbito del Júcar- Vinalopó. Somos la quinta provincia en PIB del país (con un 3,2% del conjunto) y el sector agroalimentario junto al turístico tiran del carro. Toda esta fuerza es fundamental para entender que los plazos y la sensatez debe servir para llegar a acuerdos productivos, pues nuestra aportación a la Comunidad está en juego. La solidaridad, que siempre hemos excusado medir, sí tiene recorrido y uno de ellos pasa por recibir agua para beber y para regar. Invertir en la provincia de Valencia y en Castilla-La Mancha siempre es positivo para esta provincia. Cuantos más seamos aplicando un modelo de ahorro y de buena gestión, más progreso habrá.
Cabe preguntarse si cuando se derogó unilateralmente el PHN de 2001 se derogaron todos los documentos técnicos de los planes de cuenca. Los datos corroboran que no ha habido cambios sustanciales, y al flexibilizar nuestras peticiones en el Tajo-Segura no dábamos un cheque en blanco, sino un paso hacia un futuro estable. No hay razones objetivas que respalden la negativa a una segunda toma en el Júcar; por cierto, la única que figura en el convenio originario.
Las desaladoras, que ya estaban contempladas en el anterior Plan, deben ser un apoyo, no una fuente ordinaria de suministro; no tiene sentido defender nuestra competitividad y no defender precios razonables en el agua. Siempre he estado al lado de las soluciones razonables y el consenso. Estos días, la figura de Adolfo Suárez reaviva ese sentimiento. Pues bien, si el Plan Hidrológico no se entiende como un pacto de Estado estaremos retrotrayendo nuestra provincia a los 80. Tendremos mejores caudales, porque se ha invertido mucho en la gestión del ciclo del agua; pero seremos una isla seca.
En pleno siglo XXI, el agua se confirma como nexo entre civilizaciones y quiero que pase a la siguiente aportando soluciones. Norias, acequias, presas, embalses… hemos sido pioneros y lo seguimos siendo. Por ello, el Consell tiene que seguir firme en sus demandas. Hay líneas que no se pueden cruzar y el Júcar-Vinalopó es una línea continua, que explica nuestra vertebración.
Muchos ciudadanos dependemos de una estabilidad y unas reglas de explotación sensatas. Es el caso del turismo, el de gran parte de la Costa Blanca. Sin el trabajo del Consorcio de Aguas de la Marina Baixa , hoy, quizás, nuestro principal destino turístico sería otro. Por todo ello, entendemos la importancia de que nuestros vecinos tengan esas mismas infraestructuras. Toda el agua que se ahorre es un bien común que sabemos apreciar y que permite recuperar acuíferos, aumentar el caudal de los ríos y ceder sobrante.
El Júcar vive un momento clave, y creo firmemente que los acuerdos son posibles porque las propuestas son razonables. Tanto el Ministerio como la Generalitat cuentan con los datos y estudios que fundamentan nuestras demandas y deben tener claro que cuando pedimos agua a un precio razonable o la toma de Cortes de Pallás, lo hacemos con el rigor y la seriedad que corresponde. Esta es perfectamente combinable con el Azud de la Marquesa, pues sería tan estúpido destruir una infraestructura hecha como no utilizar la ya acabada de Cortes.
Y no puedo acabar sin trasladar mi preocupación porque no oigo soluciones para el embalse de San Diego, pues es la clave. Desde 1950, la sequía no nos golpeaba tan fuerte en un semestre. Es de sentido común tener previsto esa mínima infraestructura y trabajar por completar este mapa del agua pensando en ésta y en la próximas civilizaciónes.
Luisa Pastor es la presidenta de la Diputación de Alicante
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