Bajo un sol de justicia y a ritmo de silbatos, cencerros e infinidad de cánticos como «Zapatero, el campo es lo primero» o «si esto no se arregla, guerra, guerra, guerra», miles de agricultores y ganaderos -20.000 según la organización convocante ASAJA y cerca de 10.000 según la Policía Nacional- han lanzado gritos de desesperación para pedir «soluciones ya» porque «Zapatero, Solbes y Espinosa a ver si os enteráis, los tractores no funcionan con gaseosa».
Sus problemas ya son conocidos por todos y sin embargo el Gobierno continúa impasible ante una situación que «nos está arruinando» han comentado a AGROCOPE los manifestantes.
Y es que la situación es estremecedora, ya que el sector es cada vez más mayor y los jóvenes no quieren trabajar para perder dinero y, por si fuera poco «cada día va a peor». Para Aurelio Cervera, un agricultor de 70 años de Cuenca, el problema, es que «todo el mundo se mete por medio para sacar tajada» y lo que no entienden es que si el campo desaparece «el país se va al carajo».
La manifestación, que ha provocado esta mañana el caos circulatorio en el mítico Paseo de la Castellana, ha transcurrido de forma pacífica hasta el Ministerio de Economía y Hacienda, pero cargada de simbologías.
Con coronas de flores, un féretro y un sacerdote, agricultores y ganaderos extremeños han llorado y enterrado el campo, ahogado por los costes de producción y los bajos ingresos.
Pero sin duda, una de las imágenes más sobrecogedoras de la jornada se ha producido con el desparrame de miles de tomates y cebollas por el suelo, como muestra de que les da igual vender que tirar su producción.
Para Pedro Barato, presidente de ASAJA, el Gobierno puede hacer «y mucho» por el sector y por ello ha reclamado un gasóleo profesional, la implantación del impuesto de hidrocarburos, la rebaja del IVA que grava el combustible del 16 por ciento al siete por ciento o un plan de reestructuración para la ganadería.
Ha denunciado la «pasividad» del Gobierno que se mantiene impasible mientras «el gasóleo o los fertilizantes se encarecen un 50 por ciento. Por ello, Barato ha advertido de que si no hay soluciones «ya veremos que pasa».
Lo que está claro es que ni agricultores ni ganaderos van a dejar que les roben porque «el campo es productor y consumidor» y por eso no solo piden precios justos para ellos, sino para todos.