El director general del Agua del Ministerio de Medio Ambiente, Jaime Palop, ha dicho hoy que la sequía que sufre España este año es similar a la que afectó al país en 2005, excepto en la cuenca del Guadalquivir, «donde es peor».
El año 2005 fue el peor año de sequía de la historia de nuestro país, que tiene datos registrados desde principios del siglo XX. Ese año fue el primero de la larga sequía que atraviesa España hasta este momento, cuando acaba de comenzar el nuevo año hidrológico.
Palop, que ha participado en Barcelona en la jornada ‘El agua en España: hechos’, en la que se ha debatido sobre los retos futuros en la gestión del agua a escala autonómica, nacional y supranacional, ha lamentado que éste sea «un otoño seco y complejo» y no estén previstas precipitaciones «en los próximos quince días».
«Desgraciadamente, los embalses no se han podido recuperar totalmente y falta agua», ha apuntado Palop en una rueda de prensa tras la jornada, que en Cataluña ha organizado la Federación Española de Asociaciones del Medio Ambiente (FEAMA) y la Asociación Catalana de Ingenierías y Consultorías Medioambientales (ACECMA), con el patrocinio de la multinacional española Fluidra.
«En el territorio que gestiona el Ministerio, las cuencas del Júcar y Segura, a pesar de las últimas lluvias, están en la misma situación, y en el Guadalquivir, peor, a pesar de más de un año de esfuerzo», ha explicado el director general del Agua, en referencia a la prolongada restricción del agua destinada a uso agrícola que se aplica en estas cuencas.
Aunque ha señalado que «no se puede hablar de normalidad con un 50% de reducción de la dotación en el regadío», ha destacado que al final de la legislatura los planes de gestión de sequía, que en 2003 ni existían, «están funcionando sin ni un solo corte en el abastecimiento para el uso turístico, industrial y de las personas», lo que ha calificado de «magnífica noticia».
Preguntado por el lento desarrollo del programa de reorientación de la política del agua, conocido como Programa A.G.U.A. (Actuaciones para la Gestión y la Utilización del Agua), Jaime Palop lo ha justificado alegando que «no es un programa de imposición, sino de acuerdo con administraciones y usuarios», y ha reconocido «cierto problema de falta de sintonía con alguno de los gobiernos regionales».
Respecto a la instalación de desalinizadoras, Palop ha apuntado que sólo deben ser consideradas como «una garantía de estabilidad» y ha apoyado el uso que se está ya haciendo del agua procedente de Carboneras en el Campo de Níjar o de las desalinizadoras canarias.