La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, reconoció ayer que todas las zonas industriales de España padecen problemas de contaminación en sus ríos debido a la «desidia de las administraciones», porque «durante años no se ha puesto el cuidado que era exigible en el control y depuración de los vertidos», afirmó.
Con motivo de la «Semana del Agua» que organiza cada año su Ministerio en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander, Narbona recordó las principales cifras del Plan Nacional de Calidad de las Aguas, que obliga a las administraciones públicas a destinar 19.007 millones de euros en los próximos años a descontaminar los ríos y a recuperar los ecosistemas fluviales.
Medio Ambiente se ha comprometido a aportar un tercio del total de inversión prevista en ese plan, que fue aprobado por el Consejo de Ministros el pasado 8 de junio. Comunidades autónomas y Ayuntamientos deberán hacerse cargo de los dos tercios restantes. La ministra recalcó que el punto de partida para cumplir con las exigencias que plantea la UE respecto a la calidad de las aguas «era francamente malo en casi todo el país al inicio de la legislatura» en lo que se refiere al control de los vertidos a los ríos.
Acumulación de problemas
«Es cierto que en todas las zonas industriales, en todas, hemos tenido una acumulación de problemas a lo largo del tiempo por la desidia de las administraciones, por la falta de control», advirtió Narbona, antes de citar ejemplos como los del polo industrial de Huelva, Cartagena (Murcia), la cuenca del Besaya (Cantabria) o «el más espectacular de todos»: el del pantano de Flix (Tarragona).
Según Narbona, la acumulación de metales pesados y otras sustancias «muy tóxicas» en el pantano de Flix no hizo que el PP cambiara «ni un milímetro su propósito» de realizar el trasvase del Ebro al Levante (posteriormente suspendido por el Gobierno socialista), lo que habría conllevado «un trasvase de contaminación muy peligroso», ya que sus aguas «eran un auténtica bomba de relojería», tal y como informa Servimedia.
Narbona consideró que situaciones cómo ésa se han producido tras años en los que «las empresas han contaminado el suelo y el agua» en España sin que hubiese normas que se impidiera, en un primer momento, y sin que se les exigiera cumplir lo legislado, más tarde.
Y González, también
La ministra Narbona no mencionó, sin embargo, que los ecologistas ya denunciaban en 2005 que los peligrosos vertidos al embalse de Flix se estaban produciendo desde hacía más de 20 años. De hecho, en 1988 ya hubo una sentencia contra la empresa que realizaba los vertidos. Es decir, que cuando el socialista José Borrell, ministro en uno de los gobiernos de Felipe González, presentó en 1993 su Plan Hidrológico Nacional, que incluía el trasvase del Ebro, ya se sabía que la «bomba de relojería» a la que se refiere Narbona, podría llegar a Murcia.
La ministra señaló que otro de los problemas pendientes desolucionar respecto a la calidad de las aguas fluviales reside en la necesidad de dotar de saneamiento y depuración de las poblaciones de menos de 2.000 habitantes, ya que hasta ahora el grueso de las inversiones se ha centrado en los núcleos urbanos de mayor tamaño.
Para ello, el Plan Nacional de Calidad de las Aguas 2007-2015 permitirá que al final de su ejecución España cumpla con su obligación «no sólo de depurar», tal y como establecen las directivas europeas, sino también de «recuperar» la vida de los ríos y «el equilibrio ecológico que se ha ido perdiendo», según aseguró «essto se conseguirá mediante nuevas infraestructuras y una mejora de la gestión, especialmente en lo que se refiere a los vertidos industriales, que no fueron una prioridad en anteriores legislaturas», añadió. El Plan Nacional de Calidad de las Aguas «incluye todos los planes de calidad de las aguas de las comunidades autónomas» y prevé una financiación total de unos 19. 000 millones de euros, de los que un tercio los pondrá el Ministerio.
La ministra inauguró el pasado lunes las obras del bitrasvase Ebro-Pas-Besaya, una infraestructura que, con cerca de 70 millones de euros de inversión y una construcción que se ha prolongado durante casi cuatro años, garantizará el agua potable a la Comunidad Autónoma de Cantabria.
La infraestructura inaugurada en la estación de Bombeo de la Bifurcación de Corvera de Toranzo, suministrará agua en un principio a las comarcas de Santander y Torrelavega y sus áreas de influencia.Queda pendiente una segunda fase, la que unirá las conducciones actuales a las de la Autovía del Agua, para abastecer a la costa oriental de Cantabria.
La ministra Cristina Narbona expresó su «enorme satisfacción» por la consecución de esta infraestructura, que ya estaba incluida en el Plan Hidrológico Nacional de 2001, pero cuya capacidad ha sido incrementada hasta los 2. 500 litros por segundo por la Administración actual.