La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, volvió hoy a alertar del elevado coste energético que supondría poner en marcha el trasvase del Ebro, tras la defensa que ha hecho del mismo el número dos del PP por Madrid, el ex presidente de Endesa Manuel Pizarro.
Según afirmó la ministra en la inauguración del Seminario Permanente del Euroforum Escorial 2008, celebrado esta mañana en Madrid, el consumo energético que requeriría llevar agua del trasvase del Ebro de Cataluña a Almería sería superior al necesario para el funcionamiento de 20 plantas desalinizadoras del arco mediterráneo.
Esto se debe, según explicó la ministra, a que para llevar el agua a lo largo de 700 kilómetros de conducciones éstas tendrían que elevarse en ocasiones hasta 1.000 metros sobre el nivel del mar, lo que requería 1.000 megavatios «para que funcionara en todo momento».
Además, Narbona reiteró que producir agua desalada en España utiliza hoy la mitad de energía de la que era necesaria hace 10 años para poner en marcha estas plantas. A esto añadió que «el Gobierno está invirtiendo en I+D+i con varias empresas que van a llevar a un consumo todavía menor en poco tiempo».
«Hay una serie de mitos respecto de la desalación de agua de mar que después del 9 de marzo será más fácil que se superen», subrayó la ministra.
Durante su intervención, negó que su defensa por la desalación constituya una postura «fundamentalista», al recordar que su gobierno «también construye trasvases», en referencia al del Júcar-Vinalopó, en Valencia, y a la gestión del trasvase Tajo-Segura.
La ministra hizo también alusión a las críticas que ha suscitado recientemente la planta desalinizadora de Carboneras, en Almería. En este sentido, dijo que, aunque actualmente sólo se aprovecha el 20% del agua que produce, este porcentaje «llegará al 80% dentro de dos años».
Respecto a la «oposición frontal» que, a su juicio, mantiene la Generalitat Valenciana a la construcción de la planta de Torrevieja (Alicante), aseguró que la planta de Oropesa (Castellón) «se construyó con el apoyo de los regantes y de ayuntamientos de todo color». «Hay que superar la demonización a la construcción de desalinizadoras», sentenció.
NUCLEARES Finalmente, la ministra aludió también a los «problemas» a los que, a su parecer, se tiene que enfrentar el Gobierno francés como consecuencia de su apoyo a la energía nuclear.
«El alto porcentaje de energía que obtiene Francia de las nucleares implica utilizar gran parte del agua disponible del país para refrigerar las plantas, que se devuelve a los cauces de los ríos caliente y en menor cantidad», añadió.
El «desafío» al que se enfrentan los países de la UE, para alcanzar los objetivos planteados por la Comisión Europea contra el cambio climático, han de apoyarse, según la ministra, en una apuesta por las renovables.
En este sentido, insistió en la necesidad de «seguir trabajando para que estas fuentes renovables, intermitentes, puedan almacenarse y permitan un suministro continuado».