La guerra del agua no se gana con soflamas, sino con argumentos. Albacete y Castilla-La Mancha llevan muchos años luchando para conseguir que se reconozcan sus legítimos derechos al uso de los recursos hídricos que se generan en nuestra región y la atraviesan; y cada vez está más claro quién tiene la razón y la legitimidad en una guerra que otros se empeñan en perpetuar desde la prepotencia o el oscurantismo.
Ayer, la consejera de Agricultura se reunió con la Junta Central de Regantes de La Mancha Oriental y tuvo la oportunidad de destacar algunos de los muchos argumentos con los que desde esta provincia demostramos que los hechos están por encima de los apriorismos. Por ejemplo, Mercedes Gómez pudo decir (sin engañar a nadie, con datos objetivos) que en Albacete se han modernizado 70.000 hectáreas de regadío en los últimos diez años; pudo decir también, con cifras innegables en la mano, que más del 90 por ciento de los riegos en Castilla-La Mancha utilizan sistemas eficientes orientados al uso racional del agua (desde luego, nada que ver con el tristemente famoso «riego a manta»); pudo destacar la consejera, sin temor a que nadie se atreva a rebatirla, que el consumo medio de los regadíos albaceteños y manchegos está entre los 1.000 y los 5.000 metros cúbicos por hectárea, menos de la tercera parte de lo que están acostumbrados a gastar en Murcia y el Levante; pudo afirmar la titular de Agricultura, con legítimo orgullo, que gracias a estas medidas en nuestra comunidad se ahorran más de 70 hectómetros cúbicos al año, lo que representa el consumo humano de la tercera parte de la población manchega.
En definitiva, la consejera habló con la legitimidad que dan las cifras, con la solvencia que ofrece el trabajo del Sistema Integral de Asesoramiento a los Regantes del ITAP o los sucesivos planes de ahorro de los regantes de la Mancha Oriental. La consejera utilizó poca demagogia y muchos números, poca política y muchos datos incontestables. Ése ha de ser el camino a seguir desde quienes nos representan: presumir de lo mucho que hemos hecho y aportar parámetros de realizaciones y de necesidades. En Albacete y en Castilla-La Mancha tenemos derechos porque primero hemos hecho los deberes. El agua es un bien escaso que debe repartirse con criterios de equidad y eficiencia, y ahí tienen mucho más que decir los criterios técnicos que los puramente políticos: tenemos un territorio, tenemos una población, tenemos una agricultura, tenemos unas expectativas de desarrollo industrial y urbanístico… y, en consecuencia, tenemos derechos sobre el agua necesaria para ello.