La iniciativa ha surgido de forma privada de un grupo de vecinos de esta pedanía albaceteña pero se le ha dado forma para que sea un proyecto social que dé cabida a los agricultores interesados
Los promotores muestran el luagr donde está previsto construir la planta de biomas
R.SERRALLÉ
EMMA REAL
Las pedanías albaceteñas luchan por su supervivencia y no están dispuestas a morir en el olvido y el abandono. Un ejemplo de ello es Santa Ana, donde ayer recibieron la buena noticia de que un proyecto en el que llevan trabajando desde hace unos tres años y medio acaba de pasar el trámite más costoso de todos, el de la evaluación ambiental, que se publicaba en el Diario Oficial.
Se trata de una planta de biomasa de una potencia de dos megawatios, una de las mayores de la provincia, junto con la que ya funciona en la capital albaceteña, en la planta de tratamiento de residuos sólidos, desde hace unos meses. Un proyecto que, además, ha partido «como una iniciativa privada por parte de un grupo de santaneros», pero que tiene una clara vocación social.
La instalación, que estará «a un kilómetros de distancia del núcleo urbano aproximadamente», explica Juan Amado Lorenzo, uno de los tres integrantes -que además son hermanos- de la mercantil Biomasa Santa Ana S.L., aspira a «generar al año entre 10 y 15 puestos de trabajo fijos», a los que habrá que añadir el beneficio indirecto de quienes entren en el proyecto porque, como detalla Juan Amado Lorenzo «la idea es que entren todos los agricultores que quieran», algo que posiblemente se realizará emitiendo una especie de acciones o participaciones.