José María Tarjuelo.. Director del Centro Regional de Estudios del Agua de Castilla-La Mancha
Tarjuelo cree que establecer una reserva estratégica de agua para la Comunidad no tiene porqué suponer el final del trasvase Tajo-Segura
El agua es un elemento primordial en la vida. Buena prueba de ello es que los investigadores de la Nasa se centran en la búsqueda de agua en otros planetas para determinar si es posible que en algún momento hayan albergado o puedan albergar en el futuro algún modo de vida extraterrestre. Pero no hace falta irse tan lejos para encontrar ejemplos de la importancia que tiene un elemento como el agua para el desarrollo económico y social de los territorios. El ejemplo más cercano es la disputa que mantiene Castilla-La Mancha con regiones vecinas como Murcia o Valencia por un elemento escaso en todos esos territorios. Precisamente para buscar alternativas y fórmulas para racionalizar su utilización está el Centro Regional de Estudios del Agua (Crea) que dirige un apasionado en la materia, José María Tarjuelo.
-Parece que el acuerdo en torno al Estatuto de Castilla-La Mancha está más cerca, ¿comparte la tesis de establecer una reserva de 6.000 hectómetros cúbicos de agua para Castilla-La Mancha?
-Lo primero que habría que decir es que es bueno y deseable que se alcance un acuerdo unánime dentro de Castilla-La Mancha para sacar adelante una ley tan importante como es el Estatuto regional. Se plantea una solución semejante a lo aprobado ya en las Cortes para Aragón, que habla de una reserva estratégica, que se ha formulado en torno a los 6.000 hectómetros cúbicos. Ahora se trata de que se pongan de acuerdo las fuerzas políticas implicadas para sacar adelante y que garanticen estas necesidades presentes y futuras de Castilla-La Mancha de la manera más razonable para todos.
-Pero, ¿porqué 6.000 hectómetros cúbicos?
-Es verdad que es mucha agua, pero es simplemente una reserva estratégica, un marco en el que nos tenemos que mover para fijar y establecer en los planes hidrológicos en qué se va a utilizar ese agua para el crecimiento de la población, de la industria, del turismo, de los servicios o de la propia agricultura y también del medio ambiente. Eso tiene que ir perfectamente definido en esos planes y es ahí donde entiendo que se van a ir concretando con más detalle las necesidades de cada momento. Pero esa reserva estratégica lo único que pretende es que no se venga a decir en un momento determinado que ya no hay agua para cubrir necesidades de Castilla-La Mancha porque ese agua está comprometida para trasvases o para otros usos en otras cuencas.
-¿Habría agua suficiente para reservar esos 6.000 hectómetros cúbicos para Castilla-La Mancha?
-Todas las cifras oficiales que tenemos de los planes hidrológicos de cuenca, del Plan Hidrológico Nacional o del Libro Blanco del Agua, cuantifican los recursos renovables en Castilla-La Mancha, entre superficiales y subterráneos, en más de 9.000 hectómetros cúbicos. Además, la capacidad de almacenamiento en los embalses actuales de Castilla-La Mancha es de 6.700 hectómetros cúbicos, y la capacidad de regulación de la Comunidad es de 6.300 hectómetros cúbicos.
-¿Cree entonces que esos 6.000 hectómetros cúbicos es una cantidad adecuada para la Región?
-Yo no soy quien para decir si deben ser 6.000 hectómetros cúbicos o no, porque eso dependerá de un acuerdo final, pero es importante que se establezca una cifra amplia para garantizar las necesidades de Castilla-La Mancha tanto presentes como futuras.
-Pero, Valencia ha acusado a Castilla-La Mancha de exagerar al pedir 6.000 hectómetros cúbicos y asegura que las necesidades de la Región no pasarían de un tercio de esas demandas, es decir de 2.000 hectómetros cúbicos.
-Está muy lejos de la realidad, porque la planificación hidrológica de 1998 establecía una asignación para Castilla-La Mancha de 3.000 hectómetros cúbicos. En este tiempo ha crecido la población, han aumentado las industrias y los servicios. Debemos tender, como todo el mundo, a consolidar nuestros regadíos y a que tengan una dotación razonable. Tenemos regadíos con unas dotaciones muy inferiores a las que tienen en Valencia. Tenemos un ahorro importante, pendiente desde el Plan Hidrológico de 1998 en Valencia, de mejora y modernización de gran parte de sus regadíos de Júcar.
Modernizar regadíos en el Júcar
-¿No lo han hecho?
-Es verdad que han modernizado otros regadíos, pero los del Júcar están todavía por aparecer. Que en el plan hidrológico tengan que aparecer dotaciones para estos regadíos, entre 15.000 y 25.000 metros cúbicos por hectárea, no parece muy razonable ni para el presente ni para el futuro. Para eso, pretendiendo mantener el agua que razonablemente pueda necesitar la Comunidad Valenciana, todos, pero todos, tenemos que hacer un esfuerzo para racionalizar el uso y el consumo de agua en todos los ámbitos, sin olvidar, por su puesto, el ámbito medioambiental y los abastecimientos urbanos.
-¿Se está consiguiendo?
-Creo que Castilla-La Mancha está dando ejemplo de cómo intentamos racionalizar ese uso, con una concienciación ciudadana importante. Si vamos a los datos del Instituto Nacional de Estadística sobre consumo de agua urbano, estamos muy cerca de la media nacional, mientras que la Comunidad Valenciana está bastante por encima. Si nos vamos al regadío, que consume más del 80% del agua en Castilla-La Mancha, tenemos modernizado la mayor parte, con riego por goteo más del 50%, y sólo un 10-12% de riego por superficie. El resto es riego por aspersión que, con el riego por goteo, permiten realizar una gestión adecuada del agua y de los medios de producción en ese regadío. Aspecto que contrasta con el 40% de riego por superficie en la zona de Valencia implicada en el Júcar. Si a esto le añadimos que hay un servicio integral de asesoramiento al regante que trata de ayudar a los agricultores a racionalizar el uso del agua, los fertilizantes y la energía como medios básicos de producción, seguimos dando muestras de esfuerzos por racionalizar el uso del agua. Aún así, ha llegado el momento de que Castilla-La Mancha intente consolidar la seguridad de que tendrá disponible para su desarrollo presente y futuro el agua que necesite.
-¿Qué tiene el agua que es capaz de enfrentar a territorios vecinos?
-Yo no lo llamaría enfrentamiento, sino que es una dialéctica para intentar buscar una consolidación de derechos de agua como tradicionalmente ha venido haciendo Valencia y como no se había venido haciendo en el pasado en Castilla-La Mancha. Las futuras generaciones tienen derecho a que esta situación cambie y a que nos adaptemos en los repartos del agua y en el uso racional del agua como recurso cada vez más limitado para que tengan el agua suficiente para que puedan seguir viviendo en el territorio de Castilla-La Mancha.
-¿Puede que en algún momento, a medio o largo plazo, se alcance ese consumo de 6.000 hectómetros cúbicos que se pretende establecer como reserva estratégica?
-A medio plazo creo que no es posible, pero es simplemente definir un marco suficientemente amplio que ponga de manifiesto que Castilla-La Mancha también tiene necesidades que cubrir.
-¿Cuáles son las previsiones de consumo de Castilla-La Mancha?
-No me atrevo a cuantificarlo porque no he hecho un estudio minucioso de esta evolución, pero para nada se consumirían esos 6.000 hectómetros cúbicos, pero sí más de los 3.000 que actualmente se vienen consumiendo.
-¿Sería factible establecer un final para el trasvase Tajo-Segura para el año 2015, como se ha reivindicado por Castilla-La Mancha durante mucho tiempo?
-Como se ha demostrado, forma parte de las estrategias políticas para consolidar y defender los derechos de usos del agua en cada territorio. Según manifiestan los políticos que lo plantearon ha sido rentable para Castilla-La Mancha plantearlo de esa manera y ahora hay que replantearlo. Pero no pasa nada, porque el objetivo sigue siendo el mismo, garantizar los recursos hídricos del presente y del futuro que necesite Castilla-La Mancha.
-¿El establecimiento de esa reserva estratégica supondría el final del trasvase como aseguran valencianos y murcianos?
-Entiendo que no. Entiendo que con el trasvase lo que se dice es que mientras que estén cubiertas las necesidades de agua de Castilla-La Mancha, si sobra agua no hay ningún problema para que ese agua sea utilizada en otros territorios. Lo que sí está claro es que hay que definir, lo más preciso posible, cuáles son las estrategias a seguir a la hora de hacer trasvases porque es clave para garantizar las necesidades medioambientales del Tajo, las necesidades de la propia cuenca y las implicaciones que puede tener en la Comunidad de Madrid con su crecimiento importantísimo y para la que es el principal suministrador. Cuando se cuantifiquen perfectamente las disponibilidades de agua en el alto Tajo, las necesidades presentes y futuras del crecimiento de la población tanto en Madrid como en Castilla-La Mancha y en el resto de territorios implicados como Extremadura o Portugal, habrá que definir bien las normas que permitan la gestión de los trasvases desde la cabecera del Tajo.
Estudiar los trasvases
-¿Sería una solución los nuevos trasvases planteados como el del Tajo medio o el del Ebro?
-Es muy importante, antes de plantear un trasvase, o a la vez, estudiar con detalle las implicaciones medioambientales, los problemas socioeconómicos tanto en la zona cedente como en la de recepción, y poner de acuerdo a las poblaciones que habitan en esos territorios para que sea beneficioso para todos, sin perder de vista, por supuesto el entorno que nos rodea. Es importante destacar que la disponibilidad de fuentes alternativas de agua es buena, y cuanto más diversa sea esa fuente de recursos habrá una mayor seguridad. Pero paralelamente a todo eso hay que racionalizar el consumo. Hay que tener en cuenta que esos territorios cedentes deben tener población, un equilibrio natural suficientemente adaptado a la situación presente y futura y, por tanto, si después de todo este análisis se pone de manifiesto que es una alternativa viable no habría mayor problema. No rotundo a los trasvases nunca se puede decir, pero sí hacer las cosas mejor de lo que se han hecho hasta ahora en los trasvases que hay vivos.
-¿Qué no se ha hecho bien hasta ahora?
-Por ejemplo, no se quiere llamar trasvase al abastecimiento de Valencia desde el Júcar, pero el concepto de trasvase, de transferir agua de una cuenca a otra, es por definición un trasvase y se está llevando agua del Júcar al Turia para abastecer Valencia.
-Incluso el Supremo se ha pronunciado anulando esos trasvases entre cuencas en el Júcar.
-No se cumple esa gestión integrada en lo que llaman el sistema Júcar, que es un invento para trasvasar agua de unas cuencas a otras sin mayor problema, pero ha surgido el problema del trasvase Tajo-Segura porque ha habido implicaciones sociales, ambientales y económicas en los territorios, sobre todo en los cedentes, que no se han tenido en cuenta. Sé que también han sufrido repercusiones económicas muy negativas en Murcia por el hecho de que no llegue agua, pero es que curiosamente se ha demostrado que no había el agua que se había previsto que iba a haber en la cabecera del Tajo cuando se realizó la obra y se justificó ese trasvase. La realidad nos sigue demostrando que no es sostenible que puedan sobrar en la cabecera del Tajo para el futuro los 600 hectómetros cúbicos de los que se está hablando.
-¿Cómo va el año hidrológico?
-Va muy bien. En el último mes ha caído más del 80% de la lluvia de este primer trimestre de año hidrológico. En el entorno de Albacete ha caído una media de 150 litros por metro cuadrado, pero en las cabeceras del Tajo y del Júcar ha llovido como media más de 220 milímetros, aunque ha habido zonas en las que ha caído más de 280. Es mucha agua teniendo en cuenta que la lluvia media en la zona de Albacete está entre 350 y 400 milímetros. Que ya estemos en casi la mitad de la lluvia anual en un sólo mes es importante. Además, ha dado lugar a que se recarguen los acuíferos, porque al ser tan continuadas y, en general, con lluvias no demasiado intensas, ha dado lugar a que el agua se infiltre en gran cantidad, aunque la saturación del suelo también está permitiendo que haya escorrentías. Ha sido muy interesante la manera en la que han caído las lluvias porque nos permite recargar los acuíferos y recoger las escorrentías en los diferentes embalses.
-¿Eso no significa que el problema de la sequía esté solucionado?
-No, que va. Es verdad que el Tajo, en su conjunto, está muy lejos de la media de los últimos diez años e incluso de los últimos cinco años o del año pasado. La cuenca del Júcar en su conjunto está mejor que la media de los diez últimos años. Lo mismo le pasa al Segura con más del 30% de reserva, mayor que la media de los diez últimos años, lo cual es bueno.
-¿Qué periodo de lluvias sería necesario para que se puedan paliar los problemas de agua?
-Es una pregunta muy difícil de contestar. Confío en que este año sea superior a la media en precipitaciones que compense el gran número de años que llevamos con precipitaciones bastante inferiores a la media. Eso no quiere decir que vamos a solucionar nuestros problemas de disponibilidad de recursos superficiales y subterráneos. Los déficit, como se ha podido ver, son muy altos y el hecho de que Alarcón esté con 250 hectómetros cúbicos sobre una capacidad de 1.250 es un dato no demasiado optimista para garantizarnos el futuro, porque todavía estamos lejos. Es necesario que llueva ahora, pero también es necesario que vuelva a llover en primavera para garantizar los cultivos.
-En el último mes la provincia ha tenido de todo en materia meteorológica con nieve, hielo, lluvia y viento. ¿Es algo normal para esta época del año o hay que atribuirle algo al cambio climático?
-Supongo que va un poco de todo. Del cambio climático sí que cabe decir una cosa muy clara. Todos los modelos y todos los estudios están de acuerdo en que hay un aumento de temperatura de uno o dos grados, en función de las zonas. En lo que no hay acuerdo es si la cantidad total de lluvia crece o disminuye. Sí se constata que hay periodos más largos que otras veces de épocas secas y épocas húmedas y eso puede ser debido al cambio climático. Afirmar rotundamente que todo está pasando por el cambio climático no se puede hacer. Pero todo esto tiene una vertiente muy positiva porque está bien que seamos conscientes de que tenemos que hacer las cosas un poco mejor, porque seguro que las generaciones futuras nos agradecerán que les quede un medio natural para seguir viviendo.