El presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar, Juan José Moragues, dio a conocer ayer los primeros resultados de un proyecto destinado a dotar de una lámina de agua estable a la mayoría de los embalses de la CHJ susceptibles de un aprovechamiento turístico o sobre los que existe una demanda real de ocio ciudadano.
J. Sierra, Valencia La primera actuación de este tipo se ha ejecutado en la cola del embalse de Loriguilla, donde se han construido dos pequeños azudes para crear dos «espejos de agua» de 54.676 y 29.347 metros cuadrados de superficie en los que el agua vierte constantemente por la coronación. Los «espejos de agua» reducen la degradación ambiental que se producen a la cola de los pantanos, un espacio habitualmente seco y casi sin vegetación debido a los estiajes y a las oscilaciones de nivel de los pantanos. Los diques construidos «ayudan a mantener la biodiversidad y potencian los usos ecológicos del medio natural, mejorando el impacto visual» , explicó Juan José Moragues. Además, los diques ejercen también una labor protectora sobre la presa principal, reteniendo los arrastres sólidos que acompañan las riadas y estabilizando las laderas circundantes. Una pequeña compuerta permite vaciar el microembalse en caso de necesidad extrema de agua o para la retirada de los depósitos de lodo que se acumulen. Dos escalas de peces facilitan que los azudes no sean un obstáculo para la migración de las especies presentes en el río Por último, Moragues subrayó las posibilidades que estos espacios ofrecen para usos recreativos y dijo que actuaciones similares se van a ejecutar en otros embalses. De hecho, el proyecto, valorado en casi tres millones de euros incluye una partida específica para la adecuación del espacio para usos alternativos con 11.000 metros cuadrados de zonas de esparcimiento con sombra. Se plantarán pinos en una superficie de 100.000 m 2 y árboles de ribera en el entorno de las escalas de peces.