El agua otra vez. No eran ni las diez de la mañana, cuando el presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, ayer de visita en Albacete, realizó sus primeras declaraciones ante la anunciada reunión de Murcia y Valencia, para establecer una estrategia común respecto a los nuevos planes hidrológicos en las cuencas del Tajo y del Ebro.
Barreda tildó de «un tanto curiosa» ese encuentro entre los gobernantes de Murcia y la Comunidad Valenciana «para ver cómo se coordinan entre sí en contra de los intereses de Castilla-La Mancha en relación al agua».
El presidente castellano-manchego lamentó que en nuestra región no reine el consenso en cuanto al agua, algo que sí ocurre en las comunidades vecinas, donde «todos los sectores sociales y todas las fuerzas políticas han sido capaces de ponerse de acuerdo para tener una única postura y defender unos únicos intereses, cada uno los de su región». Y opinó que en Castilla-La Mancha «deberíamos haber hecho lo mismo», por eso censuró la «fractura» que se produjo impidiendo la aprobación de la reforma del Estatuto de Autonomía, «eso nos debilitó», y agregó que de haber salido adelante «hubiera zanjado buena parte de las cuestiones que ahora se dirimen».
No obstante, dijo que lo «importante» es que Murcia y Valencia se están movilizando «porque se han dado cuenta de que los intereses de Castilla-La Mancha en relación con el Júcar y el Tajo, por citar sólo dos ríos, van en serio y vamos avanzando posiciones en la defensa de esos intereses».
Lo que ayer pactaron los gobiernos levantinos es trabajar «hombro con hombro» para lograr que el Plan Hidrológico del Tajo «no incluya un caudal ecológico torticero y elaborado con mala fe» para la cabecera del río. Con este fin, proponen dialogar con Gobierno central, pero no descartan vías judiciales. Y es que el pasado 3 de noviembre se dio a conocer el esquema provisional del Plan de Cuenca del río Tajo, que incluye un caudal ecológico que se eleva a 10,8 metros por segundo a su paso por Aranjuez, lo que supone duplicar prácticamente el caudal existente actualmente, que es de seis metros por segundo. Para el Gobierno de Castilla-La Mancha, la existencia de este caudal ecológico significa «que hay un caudal suficiente que permita que los ecosistemas del río se puedan mantener, y haya reservas hídricas».
De 100 a 200 hectómetros
Sin embargo, para el consejero valenciano, Juan Cotino, si ese caudal ecológico se reserva «supone que no haya agua suficiente para el río Segura, y si no la hay, el trasvase Tajo-Segura no tendrá utilidad en un tiempo». «Y es que a partir de ahora se reservan 200 hectómetros cúbicos por donde sólo pasan 100 hectómetros cúbicos», ejemplificó Cotino, quien criticó que se trata de un requisito «imposible de cumplir, a no ser que cambie el ciclo de las precipitaciones en España y empiece a llover más de lo que ha llovido este año, todos los años».
Para el consejero murciano, Antonio Cerdá, el borrador del Plan del Tajo es «preocupante», porque «ignora al trasvase Tajo-Segura», ya que dedujo que al fijar como único caudal ecológico el del Tajo lo que se pretende es «que no haya agua para trasvasar con el acueducto Tajo-Segura». Cerdá acusó a Castilla-La Mancha de no depurar sus aguas y atribuyó a eso las quejas porque el río pase sucio por Toledo.
Además, criticó que el Plan de Cuenca del Segura «contempla un trasvase de 460 hectómetros cúbicos del Tajo, cuando en el Plan del Tajo no contempla el trasvase Tajo-Segura». A su juicio, esto demuestra la necesidad de que haya «un ejercicio por parte del Estado central en la coordinación y ejecución de todos estos planes».