El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) pidió hoy que los trasvases de agua entre ríos sean la última opción para tratar de paliar la escasez en una región, ya que incitan a un consumo irresponsable, ante la falsa sensación de abundancia.
‘Aumentar la disponibilidad de agua con un trasvase puede inducir a un consumo insostenible en la región receptora’, asegura la organización en un informe publicado hoy en Ginebra y en el que se cita como ejemplo el caso del trasvase español Tajo-Segura.
Inicialmente, ese proyecto debía servir para regar 50.000 hectáreas aunque ahora se riegan cerca de 88.000 hectáreas, indica el WWF.
Además, se espera que la demanda de agua crezca en la costa de la comunidad española de Murcia, donde en los próximos ocho años está previsto construir 50 campos de golf y 114.850 pisos nuevos.
‘El trasvase ha multiplicado el déficit de agua inicial que supuestamente debía resolver’ porque, según la organización ecologista, ‘fomenta el crecimiento incontrolado de las zonas de regadío y el desarrollo urbanístico en la costa’.
El estudio ‘¿Ilusiones? Trasvases y escasez de agua’, divulgado en Ginebra, da cuenta del impacto negativo en el medioambiente que tienen los trasvases, ‘cada vez más populares’, ya que interrumpen los flujos naturales entre los ríos y comprometen su capacidad de proporcionar alimentos y agua.
Los autores del informe también han analizado trasvases efectuados en Australia y Sudáfrica, así como planes proyectados en Brasil, China, Grecia y Perú, aunque ‘existen cientos más, de los que algunos no se han hecho públicos a causa de su naturaleza controvertida’, asegura el WWF.
‘Un excesivo énfasis en construir infraestructuras para tratar la creciente necesidad de agua es una forma artificial de solucionar la crisis generada por la escasez de agua’, afirmó el director del Programa Mundial para el Agua Dulce del WWF, Jamie Pittock.
Además, apuntó que los trasvases causan ‘daños irreparables en los ríos’, como en el Tajo, donde ha aumentado la contaminación, y en el Júcar, también afectado por ese trasvase que pone en riesgo la conservación de la loina, un pez característico de esa cuenca española.
El WWF sostiene que casi todos los planes comparten los mismos defectos, como costos excesivos, falta de consulta entre las partes involucradas, transparencia insuficiente y escaso estudio de alternativas sostenibles.
Algunos proyectos implican la migración de las comunidades que habitan en las zonas afectadas, como sucederá en Perú, donde el trasvase del río Olmos obligará a los 200 habitantes del municipio de Pedregal a abandonar sus hogares, según la organización.
El ‘excesivo énfasis’ en la construcción de infraestructuras para garantizar el suministro de agua ha provocado que sólo el 40 por ciento de los ríos de todo el mundo fluya libremente, lamenta el WWF, que sostiene que ‘ese hecho, junto a la crisis de agua, no es una mera coincidencia’.
Para la organización ecologista, las soluciones a la escasez deben basarse en la conservación de los humedales así como en una evaluación y una gestión apropiadas de las necesidades de agua y en su reciclaje.
‘Los trasvases deben ser el último recurso tras explorar todas las opciones sostenibles’, señala Pittock, porque ‘en muchos casos, los proyectos de trasvase son sueños imposibles que reflejan la simplista idea de que transferir agua de un río a otro solucionará el problema sin crear ningún otro’.