El nuevo plan hidrológico del Júcar (PHJ) sufre un importante retraso y el calendario fijado para aprobarlo antes de final de 2009 difícilmente se cumplirá. El portavoz de Xúquer Viu, Paco Sanz, expresó ayer su «preocupación» por esta demora y recordó que la Generalitat tiene que asumir la competencia sobre los ríos internos. No lo ha hecho hasta ahora y ese es precisamente el problema que mantiene estancado el PHJ, ya que el documento debe definir la gestión del agua con un nuevo límite que excluya los ríos valencianos, como exigió el Tribunal Supremo, y se centre en los cauces que recorren más de una autonomía, como el Júcar o el Turia. Sanz también pidió al Gobierno que asuma «su responsabilidad» y dé una solución, ya que el PHJ necesita avanzar para cumplir la directiva europea. Ésta impone caudales ecológicos, la recuperación de los ecosistemas y acuíferos, y la calidad de las aguas, entre otros aspectos.
La directiva del agua no se puede ignorar y el Gobierno se equivoca si «relativiza» su aplicación, abundó Pedro Arrojo, profesor de Análisis Económico de la Universidad de Zaragoza y ex presidente de la Fundación Nueva Cultura del Agua. En la tarde de ayer este experto impartió una conferencia invitado por la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales, cuyo responsable de actividades, Joan Ribó, también subrayó la importancia de una gestión racional del Júcar en un contexto de «conflicto político permanente».
La sobreexplotación del acuífero de la Mancha Oriental exige que el PHJ reduzca las cifras de extracción de los pozos «a una tercera o cuarta parte» de los 400 hectómetros cúbicos anuales asignados, ya que sólo una reducción drástica permitirá la recuperación del acuífero y del propio Júcar, dependiente de esas aguas subterráneas. Así lo expuso Sanz y corroboró Arrojo al afirmar que el actual PHJ «estableció el derecho de sobreexplotar» el acuífero. El profesor pidió que se retome la tradicional gestión integrada de las aguas superficiales y subterráneas que permitió crecer a la agricultura del Júcar, y que se ha perdido con el abuso de las extracciones en la cabecera del río y con los excesos del urbanismo. Además, Arrojo ve necesaria una «reconversión» del regadío para recuperar el equilibrio medioambiental. También pidió claridad al Gobierno sobre posibles nuevos trasvases que, como el del Ebro, podrían ser «inviables económica, social y medioambientalmente».